El saldo de créditos hipotecarios dudosos alcanzó a cierre del tercer trimestre de 2013 un nuevo máximo histórico, con 29.180 millones de euros, una cifra que equivale al 5,07% de los 574.919 millones de euros en préstamos destinados a la compra de vivienda en este periodo, según datos del Banco de España publicados por diversas agencias informativas y divulgados por diversos medios de comunicación.
En términos absolutos, el saldo de hipotecas morosas ha crecido algo más de un 2% en tres meses respecto a los 28.596 millones con los que cerró el segundo trimestre, mientras que el saldo hipotecario total ha disminuido sólo un 1,4%, lo que indica que sigue empeorando la situación financiera de los consumidores hipotecados y que, a pesar de sus esfuerzos, globalmente el ritmo de amortización de deudas es inferior al de generación de morosidad.
Con todo, el dato más problemático estriba en el propio montante global de la deuda hipotecaria considerada morosa por el Banco de España. Esos casi 29.200 millones de euros dudosos son un récord absoluto; el tercer trimestre de este año supone el momento en el que más deuda hipotecaria está considerándose en mora. Hace tres años, a finales de 2010, la deuda dudosa se elevaba a 14.790 millones de euros, casi exáctamente la mitad.
El ratio de morosidad hipotecaria se mantuvo por debajo del 1% hasta marzo de 2008, antes del comienzo de la crisis. A partir de junio de ese año, comenzó a registrar un mayor repunte, como consecuencia del recrudecimiento de la crisis económica, y a cierre de ese mismo ejercicio ya superaba el 2%. Hasta ese año 2008 el volumen de créditos dudosos estaba por debajo de los 5.000 millones de euros, y en apenas un año se disparó hasta más de 14.000 millones, manteniéndose alrededor de los 15.000 millones.
Así hasta que a partir de 2011 volvió a repuntar hasta las actuales cifras récord. Cifras, a juicio de ADICAE, absolutamente dramáticas y que demuestran hasta qué punto el drama hipotecario en España está lejos de resolverse. Amenaza, de hecho, con recrudecerse al albur de las prácticas irregulares y abusivas que las entidades financieras no dejan de llevar a cabo, y que están obligando a una acción coordinada, global y colectiva liderada por la asociación que ya está logrando resultados en juzgados de todo el país.
