La Unión Europea se ha marcado una cruzada contra el modelo financiero sostenible, social y pegado al territorio y la economía real que simbolizaban las cajas de ahorros españolas, y se ha propuesto firmemente eliminar por completo todo resto que pudiera quedar, por si acaso resurgen como ADICAE defiende. Y en esos términos se manifiesta el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, quien afirma que el Gobierno español «debe vigilar de cerca que las antiguas cajas de ahorros reduzcan su participación en los bancos que controlan por debajo del 50%», objetivo de la Ley de Cajas que va a aprobar el Parlamento a final de año.

Pero el BCE va algo más allá y, según informan diarios como Expansión, urge al Ejecutivo a estar preparado para revisar la propia ley si esta se demuestra ineficaz. «Dada la importancia y complejidad de la reforma, el BCE considera que las autoridades correspondientes deben vigilar estrechamente la eficacia de la reforma una vez empiece a aplicarse, y estar preparadas para revisar el proceso si fuese necesario», asegura Draghi en una opinión publicada a raíz de una solicitud del Gobierno español y desvelada por este periódico.

La Ley de Cajas que presentó el Gobierno el mes pasado tiene como objetivo cumplir con una de las condiciones del Memorando de Entendimiento firmado por España para recibir los 41.300 millones del rescate financiero procedente de Europa, hacer que las cajas reduzcan su posición de control en los bancos nuevos, «al menos el 50%, o el control efectivo de la entidad», según el propio BCE. «Para ello, el Gobierno ha creado un sistema de incentivos para que las antiguas cajas, reconvertidas en fundaciones bancarias, tengan cada vez más difícil mantener esas posiciones de control», dice Expansión.

Ocurre que, en buena lógica de libertad de empresa, a pesar de estos incentivos y trabas, la ley no impide que una fundación bancaria, una caja de ahorros, pueda seguir siendo la máxima gestora de un banco, algo que parece que puede suceder en proyectos como el de Ibercaja Banco. El BCE dice que no está contra el concepto de «fundación bancaria» y cree que la reforma del Gobierno es «congruente» con los objetivos del Memorando, pero teme que la aprobación de la ley tal y como está no garantiza el cumplimiento de la condición antes descrita: «Hará falta tiempo para confirmar en qué medida es eficaz la estructura de incentivos establecida en el proyecto de ley para lograr a la larga la desinversión por las fundaciones bancarias de sus participaciones de control en entidades de crédito».

El Banco Central Europeo aún recuerda que buena parte del desastre del sistema financiero español tiene que ver con la gestión irresponsable de cajas de ahorro ahora nacionalizadas y cuyo rescate está costando miles de millones de euros así como cuestionando la propia solvencia de todo el sistema. Pero, según ADICAE, el problema no está en el modelo de caja de ahorro en sí, que precisamente ha de ser contrario a los abusos y los desequilibrios que se produjeron durante la burbuja inmobiliaria y de los que los bancos tampoco son inocentes. Bien al contrario, una caja de ahorros con vocación social y territorial, que dé la importancia que se merece al fomento de actividades productivas sostenibles y al buen trato de la clientela minorista, es perfectamente viable y aconsejable.

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