Bancos y cajas de ahorros continúan aferrándose a su stock de viviendas vacías con, quizá, la esperanza de seguir inflando los precios y volver a la época de una burbuja inmobiliaria que, por otra parte, no acaba de desinflarse del todo.
Según datos del Ministerio de Fomento, a finales de 2011 había 26.018.179 viviendas construidas. Se calcula que más de 3’4 millones permanecen vacías totalmente, cerradas a cal y canto. El stock de viviendas nuevas sin vender a 31 de diciembre de 2011 ascendía a 676.038 viviendas. Entre viviendas vacías de nueva construcción y viviendas ‘antigüas’ la banca tiene más de un millón de pisos en su stock.
Por eso decimos, en vistas de los datos facilitados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que la banca no quiere rebajar el precio de su enorme parque de viviendas. En julio se registraron únicamente 27.388 compraventas de viviendas, con un descenso interanual del 2’5%. De estas operaciones de compraventa, el 86’5% correspondía a fincas urbanas, y el 13’5% a fincas rústicas, cuyo número de compraventas ha crecido un 1’2% en tasa interanual.
Desgranando las cifras facilitadas por el INE encontramos que sólo se vendieron 13.283 viviendas nuevas y 3.383 de protección oficial. Sin embargo se siguen construyendo viviendas. En 2011 el Ministerio de Fomento otorgó un total de 70.736 licencias para construcción de edificios, y en los dos primeros meses de 2012 –últimos datos oficiales- dio 9.369 licencias de construcción de edificios. Pero las viviendas ya no se venden. Esto se debe a varios factores.
En primer lugar la banca sigue imponiendo condiciones abusivas en las hipotecas, como las cláusulas suelo, y continúa esperando a que tome forma el ‘banco malo’, que tendrá el propósito de sanear los balances de las entidades lastrados por activos inmobiliarios que ya no valen lo que la banca había tasado. Entretanto, tal y como demostró ADICAE en su informe ‘El futuro del precio de la vivienda y su financiación en España’, existe una notable distorsión entre los precios de la vivienda de las distintas entidades y los que ofrecen los particulares, hasta un 65% en algunos casos, una fluctuación que perjudica a los consumidores que desean acceder a una vivienda.
En segundo lugar la crisis económica está ahogando a cientos de miles de familias. Según el Consejo General del Poder Judicial 323.495 familias han visto cómo se iniciaban contra ellas ejecuciones hipotecarias desde que estallara la crisis económica en 2008. De ellas 166.716 familias ya se han visto despojadas de su vivienda, 58.241 en 2011.
En resumen: hay cientos de miles de familias en busca de una vivienda – a las cifras de ejecuciones hipotecarias hay que sumar los alrededor de 200.000 nuevas familias que se crean cada año en España- y cientos de miles de viviendas vacías, muchas de ellas en manos de una banca que, como hemos visto, impide el correcto acceso a la financiación para la compra de vivienda. Es la pescadilla que se muerde la cola. ¿No sería más lógico paralizar la construcción de viviendas y obligar, de una manera o de otra, a la banca a ‘soltar’ su imponente stock inmobiliario, rebajando sus precios y desarrollando una política efectiva de alquiler para los consumidores?