CaixaBank y Banca Cívica han iniciado un proceso de fusión por absorción –CaixaBank ‘se come’ a Banca Cívica-, en el cual los miles de afectados por las participaciones preferentes de Banca Cívica verán cómo sus ahorros pasarán ahora a manos de La Caixa, entidad que les propondrá canjearlos por bonos obligatoriamente convertibles en acciones. Así se desprende de los detalles de la operación facilitados a la CNMV. Banca Cívica mantiene en su balance participaciones preferentes por valor de 904 millones de euros.
Los bonos convertibles en acciones son, como las participaciones preferentes, productos financieros a largo plazo, aunque no a perpetuidad como las preferentes. Por lo general, su plazo de amortización es de 4 ó 5 años. Hacerse con bonos convertibles supone invertir en mercados de renta variable, con el consiguiente riesgo de pérdida del ahorro. En la práctica, y a largo plazo, el consumidor está comprando acciones de CaixaBank. Su principal característica es su naturaleza híbrida: por un lado otorgan un interés fijo –no garantizado-mientras dura el bono y al final del periodo este bono se canjea por acciones de la entidad, pasando el pequeño ahorrador a ser accionista del banco. Es al vender las acciones cuando el consumidor tendrá el dinero ‘en la mano’.
Comparándolos con las participaciones preferentes, se trata de un producto que tiene una mayor liquidez –cuando se transforme en acciones-, aunque tampoco se pueden convertir en dinero en efectivo de manera inmediata. Además, existen condiciones para que el cliente reciba sus intereses. Los bancos sólo pagarán los intereses si poseen suficiente beneficio distribuible en cada año, si la evolución económica y financiera así lo aconseja y si la situación de los fondos propios es la adecuada. La rentabilidad prometida no está garantizada.
La unión y presión de los afectados sigue siendo clave para forzar unas mejores condiciones
En definitiva, esta operación significa que CaixaBank tampoco ofrecerá el rescate total de los ahorros atrapados en participaciones preferentes de Banca Cívica, tal y como ya hiciera con la operación de canje de sus propias participaciones preferentes, que no daba efectivo realmente a los consumidores. No obstante, como se puede comprobar, el canje ofrecido para los afectados por preferentes de Banca Cívica es ‘mejor’ que el que CaixaBank ofreció para sus propios clientes, a los que hizo suscribir 7 obligaciones subordinadas por cada preferente, con un periodo de vencimiento de nada menos que 10 años.
¿Por qué a los clientes de Banca Cívica les ofrece la posibilidad de cambiar las preferentes por bonos convertibles en acciones –que se pueden vender en Bolsa- y a los suyos propios les ‘retiene’ gran parte de sus ahorros durante 10 años más? Una explicación podría ser porque los 904 millones de euros en participaciones preferentes de Banca Cívica son una nimiedad comparados con los 4.897 millones de euros en preferentes emitidos por CaixaBank. Pero los 144.500 afectados de la entidad catalana pueden presionar, a través de la plataforma de afectados de ADICAE, para conseguir unas mejores condiciones.
Desde ADICAE recalcamos que el hecho de aceptar o no el canje de las preferentes por bonos obligatoriamente convertibles en acciones es una decisión personal: no hay ninguna ley que obligue al consumidor a aceptarlo. No obstante, si usted es afectado por participaciones preferentes de Banca Cívica y desea aceptar el canje que le ofrecerá CaixaBank, descárguese nuestro documento de reserva de acciones legales y únase a la plataforma de afectados de ADICAE para seguir reclamando la devolución de sus ahorros. La unión de todos los consumidores es clave para conseguir una salida digna a este despropósito tejido por la Banca española.