Las entidades financieras continúan tratando de captar liquidez ofertando productos de elevado riesgo a los consumidores. El último de ellos es la emisión de obligaciones subordinadas de La Caixa por un total de 1.500 millones de euros, con una rentabilidad del 7,5% a cinco años. El periodo de suscripción finalizará el 12 de diciembre y, en principio, el pago del cupón no está sujeto a condiciones de liquidez como sucedía en las obligaciones que emitió en su día la CAM.
Las obligaciones subordinadas no están garantizadas
En cuanto a los riesgos, no hay que olvidar que las obligaciones subordinadas no están garantizadas por el Fondo de Garantía como sí lo están los depósitos, que las entidades evitan ofrecer con intereses altos tras el requerimiento del Gobierno de que, a partir de determinado nivel, conlleven aportaciones extra de las entidades a dicho Fondo de Garantía.
Así, la rentabilidad de las subordinadas es notablemente superior a la de éstos, pero son mucho menos líquidas y más difíciles de vender, puesto que cotizan en el mercado secundario AIAF, en el que no hay seguridad de compra antes de su vencimiento. En este sentido, además, hay que tener en cuenta que la cotización en este mercado de los dos últimos productos similares, emitidos por Banco Popular en julio y septiembre, ha descendido en casi un 10%. Concretamente, las de julio cotizan al 90,2% del nominal (es decir, han perdido, un 9,8%) y las de septiembre, al 91,8% (han perdido un 9,4%).
Otro aspecto negativo es que invertir en obligaciones subordinadas implica también tener crear una cuenta de valores, lo que podría llevar comisiones aparejadas.
El ‘banco malo’ de La Caixa podría lastrar la liquidez de la entidad
Finalmente, otro aspecto a tener en cuenta es que, en caso de insuficiencia de fondos, insolvencia o liquidación del emisor (en este caso, La Caixa), quienes hayan adquirido obligaciones subordinadas serían los últimos en cobrar. En este sentido, aunque La Caixa defiende a capa y espada su nivel de liquidez, lo cierto es que ya a finales de octubre informó a la CNMV de que la European Banking Authority (EBA) había fijado unas necesidades adicionales de capital para el Grupo “La Caixa” de 602 millones de euros.
A esto hay que añadir la existencia de Servihabitat, el ‘banco malo’ de La Caixa, con el consiguiente riesgo de que a lo largo de los cinco años de duración de las obligaciones subordinadas la caja de ahorros tuviera que inyectarle efectivo para garantizar su estabilidad y solvencia.
Dejan la puerta abierta al incumplimiento de la normativa MIFID
Así las cosas, el riesgo que entrañan las obligaciones subordinadas es mucho mayor que otros productos financieros como los depósitos, más adecuados para inversores conservadores, con pocos conocimientos financieros y a los que no les gusta el riesgo, más aún en la situación económica actual en la que los mercados internacionales están castigando a la Banca. Esto demuestra que las entidades miran siempre su propio beneficio y dejan siempre en segundo (o tercer) plano al consumidor. Es más, los potenciales inversores en estas obligaciones son los clientes de toda la vida, ésos que llevan años confiando en la entidad financiera.
Además, el folleto de la emisión deja la puerta abierta al incumplimiento de la normativa MIFID, que incluye unas medidas de cautela para asegurarse de que perfil de riesgo del consumidor se corresponde con el del producto y de que de verdad sabe lo que compra. Así, según el folleto, las oficinas de Caixabank (que ejercen de colocadoras) “podrán rechazar aquellas órdenes que no estén debidamente cumplimentadas, así como aquellas peticiones que no cumplan cualquiera de los requisitos exigidos en virtud de la normativa MIFID”. No hay obligación, sin embargo, como debería por lo que lo mismo pueden rechazarlas que aceptarlas, amparándose en esto. Es decir, el propio folleto da vía libre a que el comercial acepte contratar aunque el cliente no pase el control de la MIFID.