Su rentabilidad es inferior a la inflación y a la de los bonos del Estado. Las cifras hablan por sí solas: invertir los ahorros en planes de pensiones privados no sale rentable. Así, la decadencia de este producto de ahorro continúa: a los únicos incentivos fiscales que existen hay que sumar ahora la poca rentabilidad que están ofreciendo los planes de pensiones privados durante los últimos meses.
Durante el último año y, según los datos oficiales que ofrece la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones (INVERCO), la rentabilidad media anual ponderada de los planes de pensiones durante 2010 fue negativa: -1,43%. Y los datos en lo que va de 2011 no reflejan un cambio sino una tendencia aún peor: -2,61% Renta Fija Mixta, -4,76% Renta Variable Mixta y -6,27% Renta Variable, en el segundo trimestre.
No son un buen producto para los ahorradores
Si solo tenemos en cuenta estos datos, podríamos pensar que se trata de un descenso puntual, que la mala rentabilidad es solo cosa del último año y medio y puede no ser significativa. Sin embargo, la decadencia de este tipo de productos comenzó mucho antes de la crisis, en 2007, tras su última rebaja fiscal.
Un estudio realizado por la escuela de negocios IESE en 2009 ya advertía que este no era un buen producto para los ahorradores puesto que, entre 1997 y 2007, el 66% de los fondos del sistema individual tuvo una rentabilidad menor a la inflación y el 95%, una rentabilidad menor al 5,76% (la de los bonos a 10 años).
Rentabilidad por debajo de la inflación
En concreto, viendo los datos de los últimos cinco años, veremos que la rentabilidad media ponderada de los planes de pensiones ha sido del 2,76% y, en los últimos seis años, del 3,08%. Las cifras son positivas pero ¿quiere esto decir que los planes de pensiones son rentables?
Para responder a eso, debemos comparar este dato con el de la inflación que, en los últimos 12 meses, ha subido un 3% y acumula una subida del 11,5% en los últimos cinco años. Es decir, la rentabilidad positiva de los planes de pensiones no es tal puesto que se está perdiendo poder adquisitivo al ser ésta inferior a la inflación.
Estos datos no han escapado a la atención de los ahorradores ya que las aportaciones durante el primer trimestre de este año han descendido un 8,68% con respecto al mismo trimestre del año 2010, y las del segundo trimestre suponen una disminución del 5,59%.
Las retiradas de aportaciones de los planes de pensiones, en aumento
APORTACIONES 2010 2011
1º TRIMESTRE 910.864 millones € 831.754 millones €
2º TRIMESTRE 1.877.787 millones € 1.772.669 millones €
El Estado, responsable de las pérdidas de los ahorradores
Hay que destacar también que se ha duplicado la retirada de dinero en 2011 con respecto al año anterior, siendo ésta de -202.059 millones de euros en el primer trimestre de 2010 frente a los -426.346 millones de euros en aportaciones netas para el primer trimestre de 2011. Dado que estos productos se basan en economías de escala (mejores resultados cuanto mayores son las aportaciones), esto se traduce en unas menores posibilidades de rentabilidad para los ahorradores.
Algunas de estas retiradas de efectivo podrían deberse a la opción de rescate de estos planes que se ha dado a los desempleados, si bien, es también vergonzoso que éstos tengan que prescindir del ahorro previsto a largo plazo para su jubilación porque no se han ofrecido otras soluciones ni se han aprobado medidas urgentes que podrían aliviar la difícil situación de tantas familias españolas, como la moratoria hipotecaria propuesta por ADICAE.
La información a los consumidores es insuficiente
Además, ADICAE critica la falta de transparencia por parte de los gestores de estos fondos. En varios casos, la desgravación fiscal con que cuentan estos productos se pierde por la ineficiencia de los gestores y el pago de comisiones. Según datos publicados por la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones, actualmente existen comisiones de gestión de hasta el 2% y comisiones de depósito de hasta el 0,50% sobre la cuenta de posición del plan (en la que se ingresan todas las participaciones en el plan de pensiones). Además, a éstas hay que sumar, en algunos casos, también una comisión sobre beneficios, exorbitada y exagerada.
Desde luego los datos negativos de la rentabilidad de los planes de pensiones evidencian que son muy pocos los gestores que merecen el cobro de esas comisiones. Entonces, ¿por qué deben pagarles los consumidores por su nefasta gestión?
De esta forma son los ahorradores los únicos perjudicados, mientras que los gestores no se ven motivados ni obligados a mejorar su actuación puesto que cobran por ella de todos modos. Es preciso, por tanto, una regulación al respecto, que elimine las comisiones y el pago a los gestores cuando su mala actuación conlleva consecuencias negativas para los ahorradores.
Además, es necesaria una mayor información sobre las compras y ventas realizadas, las comisiones que se han pagado y la rentabilidad que se hubiera obtenido si no se hubieran producido cambios en los productos en que invierten los fondos. No hay que perder de vista que los fondos de pensiones son productos de gestión activa, esto es, en los que se producen continuas compras y ventas que conllevan gastos y comisiones, lo cual suele reducir su rentabilidad.
Hacen falta reformas para que los planes de pensiones sean atractivos para los ahorradores
Todos estos datos ponen de manifiesto que los planes de pensiones privados no han conseguido, ni siquiera de forma complementaria, convertirse en sustitutos eficientes y rentables de las pensiones públicas. A la Banca le interesa que estos productos privados despeguen y el Gobierno los ha alentado con desgravaciones fiscales, pese a no ser nada rentables para los consumidores. Así, el Estado tiene buena parte de responsabilidad en las pérdidas que los ahorradores vienen sufriendo, al incentivar este tipo de productos por encima de otros con mayores rentabilidades.
Es necesaria una reforma de este producto para hacerlo real y efectivamente atractivo para los ahorradores, sin que suponga una sangría para ellos. Además, deben ponerse medidas para que deje de ser únicamente un negocio para las entidades financieras y un medio para atrapar durante años a los consumidores.