En un intento de conseguir capital para cubrir las nuevas exigencias de Basilea III, La Caixa ha lanzado una emisión de bonos obligatoriamente convertibles en acciones de CaixaBank –su banco cotizado que, previsiblemente, nacerá el 1 de julio y ‘sustituirá entonces a Criteria- por valor de 1.500 millones de euros. El número de obligaciones emitidas asciende a 15 millones, con 100 euros de valor nominal unitario y un mínimo exigido de cinco obligaciones por cliente que quiera suscribirse.
Las obligaciones subordinadas convertibles del nuevo CaixaBank darán una rentabilidad del 7%, que se abonará de manera trimestral. El 50% de la emisión se convertirá en acciones 18 meses después su colocación, mientras que el resto lo hará a finales de 2013, en ambos casos de manera obligatoria.
¿Un producto rentable?
El Consejo de la entidad, de acuerdo con las condiciones que se detallan en la Nota de Valores, puede acordar la no remuneración de las obligaciones en un determinado periodo de devengo. En este caso, se iniciará un periodo de conversión voluntaria en el que los propietarios de las obligaciones podrán convertirlas en acciones de nueva emisión, sin que la remuneración no pagada se pueda acumular con otros pagos posteriores.
El precio de la conversión ha quedado fijado entre 5,10 euros de mínimo y el 105% de la media de los precios medios ponderados de las acciones de Criteria durante los 10 días hábiles bursátiles del periodo de suscripción, del 23 de mayo al 3 de junio. Este es el principal problema del producto, ya que las acciones comienzan el periodo de suscripción en 4’95 euros, por lo que deberían aumentar en los próximos días para que el producto fuese atractivo.
Es preciso tener en cuenta que el consumidor ‘conseguirá’ un 7% anual, sí, pero no tendrá disponible su dinero. Además también hay que señalar que el Banco de España puede exigir que no se pague la remuneración de cualquier periodo de la emisión, si dicho regulador observase que el estado financiero de CaixaBank no fuese el correcto. También puede ser el propio banco el que cancele el producto si considera que dicho estado financiero tampoco es el adecuado.
Teniendo en cuenta todos estos datos, el consumidor debe cuestionarse muy seriamente si le merece o no la pena adquirir estos bonos obligatoriamente convertibles que está ofertando La Caixa, y arriesgarse a entrar en el convulso mundo de la Bolsa.