Las prisas nunca son buenas consejeras. Y si estamos hablando de comprar pisos, todavía menos. Pero a las entidades financieras la sabiduría popular parece no importarles en demasía. Se han lanzado a una carrera desesperada por deshacerse de la mayor parte de su stock inmobiliario, que continúa aumentando a causa de las ejecuciones hipotecarias y que ya ha superado los 60.000 millones de euros en sus balances.

¿El motivo de esta celeridad? Muy sencillo: en octubre entra en vigor el nuevo sistema de provisiones, reformado el pasado julio, y que les obligará a destinar a su propia cuenta hasta el 30% del valor de tasación de sus pisos, una vez transcurridos dos años desde su adquisición.

 ¿De dónde proceden estas viviendas? 

¿Por qué ha crecido su stock de viviendas? Principalmente, por las ejecuciones hipotecarias. En 2009 se llevaron a cabo, en toda España, 93.319. La previsión para 2010, basada en datos ofrecidos por el Consejo General del Poder Judicial, es todavía peor: 121.006. Desde 2008 las ejecuciones han crecido a un ritmo del 206%. En términos generales, desde que en 2007 comenzó a estallar la burbuja inmobiliaria, se habrán producido en España 298.954 ejecuciones.

A finales de 2009 las entidades financieras poseían más de 100.000 viviendas, y se calcula que cuando acabe 2010 habrán pasado por sus manos otras 50.000. Son los pisos que la Banca adquirió en 2008 -muchos de ellos, además, en mal estado- los que se quieren quitar a toda costa. Para ello han recuperado productos como la hipoteca al 100% -que estaba en vías de extinción- y tristemente parecen haberse normalizado las hipotecas a 50 años. Medidas desesperadas que son incluso peores que las que provocaron el estallido de la burbuja inmobiliaria. Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra… y la Banca parece dispuesta a hacerle caer las veces que haga falta con tal de no ver mermado su margen de beneficios.

 ¿Qué condiciones de financiación ofrece la Banca para sus pisos? 

Ampliando al máximo la financiación y el plazo de amortización o la flexibilidad (hasta cinco años de carencia inicial), las entidades están pisando el acelerador para reactivar la venta de sus viviendas, pero sin bajar los los precios. Es decir, quieren que los consumidores sigan pagándolas a precio de oro.

Fuentes del sector calculan que el precio de la vivienda en los grandes desarrollos urbanísticos y en el entorno de las ciudades caerá todavía un 20% más. Las entidades financieras no quieren ‘arriesgarse’ a ello y, por eso, ofrecen más ‘facilidades’… pero no en cuanto al precio ya que los pisos que ofrecen siguen siendo alrededor de un 30% más caro de su precio razonable. Según diversos estudios, en los pisos de más de 200.000 euros las ofertas de las entidades suelen ser un 4% más caras que las del mercado libre y un 12% más que las que ofrecen las inmobiliarias… opciones más baratas pero que siguen sin alcanzar el 30% razonable y justo.

Todas estas características difieren de las hipotecas que las entidades conceden para aquellos inmuebles que no son de su propiedad. Entonces la financiación no supera el 80% del valor de tasación del inmueble, los plazos son más cortos -en torno a 20 ó 30 años- y existen mayores costes por comisiones -apertura, amortización anticipada, subrogación, cancelación,…-. Además la mayor flexibilidad de las entidades en la concesión de financiación para sus inmuebles contrasta con el estancamiento que, en líneas generales, registra el crédito al consumo a pesar de su leve repunte en los últimos meses.

 Qué ocurrirá en el futuro 

Entretanto continúan los abusos en los contratos hipotecarios en forma de clips, swaps, cláusulas suelo,… si los poderes políticos no ponen coto a esta situación es la ciudadanía la que debe hacerlo. Cuanto más larga sea la duración del préstamo hipotecario, más intereses irán a parar a las arcas de la Banca y más riesgo e incertidumbre se generará en el consumidor. ADICAE ha denunciado, mediante su Plataforma Hipotecaria, a diversas entidades que siguen comercializando estos productos. Si la Banca se empeña en que los ciudadanos tropiecen dos o más veces en una piedra que ella misma pone en el camino, como son las hipotecas para sus pisos, han de ser los ciudadanos los que elijan una senda diferente para el futuro de su economía familiar -optando por el mercado libre de la vivienda, por la Banca online…- y evitar, así, futuras réplicas de la actual crisis.

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