Fue a finales de agosto cuando el consejero delegado de Telefónica, Julio Linares, destapó la caja de los truenos. “El principal problema a que se enfrenta el sector es que pasa por un grave desacoplamiento entre el crecimiento del tráfico, el coste de la red, los ingresos que genera y la tensión en la inversión. En España, un 5% de los usuarios de banda ancha móvil produce el 75% del tráfico. El usuario medio está subsidiado al usuario intensivo”, indicó en el encuentro de telecomunicaciones que se celebra anualmente en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander. La alarma corrió rápidamente. ¿Estaba anunciando el fin de las tarifas planas? ¿Cómo afectaría esto al sector? ¿Subirían los precios?

 La injustificada amenaza de Telefónica 

Mientras el crecimiento y los costes de Internet se multiplican, Telefónica no ha conseguido aumentar sus ingresos al mismo ritmo. Alude que el 20% de los usuarios de ADSL realizan un uso intensivo de la red, mientras que el 80% la utilizan de forma moderada o esporádica. No ha sabido sacar rentabilidad a su negocio, por lo que afirma que ha mermado su capacidad de inversión y por eso, ahora, quiere variar el sistema.

Esta situación no es nueva. Ya en abril la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT), regulador del sector en España, remitió un informe al Gobierno sobre la Ley de Economía Sostenible alabando determinadas iniciativas pero cargando contra el modelo para llevar la banda ancha a un mega a toda la población, para el que pidió financiación pública. Y también criticó la posibilidad de que el Gobierno estableciese un precio máximo. Según la CMT esta decisión impediría que los operadores alternativos pudiesen competir con Telefónica. En realidad todas las compañías tienen precios similares a los de Telefónica e incluso, algunas, más baratos y doblando su teórica velocidad.

El resto de operadoras no acaban de ponerse de acuerdo y, aunque en un principio aseguran que no suprimirán las tarifas planas por el momento, no descartan hacerlo en un futuro, o cambiar el modelo de gestión del negocio. Sin embargo, tan solo la posibilidad de cambiar el modelo de tarifas planas existente en España ha levantado una gran polvareda entre los internautas. Víctor Domingo, presidente de la Asociación de Internautas, ya ha asegurado que “la supresión de las tarificaciones planas nos llevarían a diez años atrás, a los tiempos predigitales, cuando el único acceso a Internet era por la red telefónica básica que se tarificaba por minutos y que era insoportablemente caro y lento”.

En España no existen tarifas planas ilimitadas ya que la que no tiene limitación de velocidad lo tiene de descarga, tanto en banda ancha fija como en telefonía móvil. Que Telefónica limitase sus tarifas planas debería servir para que el resto de operadores aprovechasen su hueco en el mercado y ofreciesen mejores servicios y velocidades que los de la empresa del ex-monopolio.

 El resto del mundo tiene un sistema más eficiente 

En el resto de Europa muchas naciones están siguiendo el camino marcado por el Reino Unido, donde las tarifas planas tienen ciertos límites a la hora de navegar ya que algunas compañías, como Call Talk, bajan la velocidad del usuario cuando el uso mensual de la red supera los 40 gigas. O2, filial de Telefónica en las islas, ha comenzado a exigir un uso de hasta 20 gigas al mes, mientras que otras compañías tarifican a sus clientes en función del uso que realicen. Allí conformarse con usar un máximo de 10 gigas, por ejemplo, da derecho a pagar un precio menor. E incluso es posible contratar un servicio de ADSL ilimitado con llamadas de voz por menos de 45 euros al mes.

En cuanto a la velocidad, sonrojante es la comparación de la mayor parte del ADSL español con el que se ofrece en Corea del Sur. SK Telecom está comercializando el servicio de 100 megas (70 megas reales) a sólo 15 euros al mes. Es más, la Comisión de Comunicaciones de Corea está estudiando la posibilidad de llegar a 1 Gbps (1.000 megas) en 2012. Para alcanzar estas cuotas el regulador está preparando unos programas de inversión en nuevas infraestructuras cercanos a los 24.600 millones de dólares, que impulsarían la creación de 120.000 puestos de trabajo. En España la velocidad media nacional de ancho de banda -real- no alcanza ni siquiera los ocho megas.

En cuanto a las ayudas públicas, Australia se ha decantado por destinar fondos a la creación de un operador neutro cuya infraestructura cubra el máximo territorio posible, mientras que la mayoría de las naciones europeas optan, de forma mayoritaria, por ayudar sólo donde no llegue la iniciativa privada.

La crisis económica redujo un 5’75% el precio medio de las conexiones de ADSL en Europa, hasta los 29’5 euros. Sin embargo en España se ha mantenido un coste medio de 40’9 euros. En países como Lituania y Rumanía el precio se ha reducido en 2’88 y 4’10 euros al mes. Nuestro país, además, ha mantenido el coste relativo a la velocidad, con aproximadamente 6’82 euros/mega, mientras que en el resto de Europa se ha reducido un 20%.

Asimismo el portal speedtest.net ha elaborado un informe efectuando más de un millón y medio de tests de velocidad, a internautas de todo el mundo. España aparece en el puesto número 45 del ranking, con una velocidad media de 5’80 Mbps, viéndose superada por muchos países con un desarrollo tecnológico teóricamente inferior. Se trata de un ranking encabezado por Corea del Sur (34,14 Mbps), Letonia (24,29 Mbps), Moldavia (21,37 Mbps), Japón (20,29 Mbps) o Suecia (19,78 Mbps).
Los datos son, ciertamente, sonrojantes y se tornan en ‘dramáticos’ si se tiene en cuenta que el 59% de la población española vive en zonas sin competencia real en banda ancha y sólo pueden elegir a Telefónica o, como mucho, a otro operador más. Según un informe publicado por la Comisión Nacional de las Telecomunicaciones, en las zonas competitivas -donde hay, por lo menos, tres operadoras-, los rivales de Telefónica se hacen con el 62% de los clientes. En cambio, en el resto de zonas, alcanza una cuota del 69’3% e incluso existen centrales donde su dominio roza el 89%. Además de tener uno de los peores ADSL de la Unión Europea y de copar casi todo el territorio nacional, ¿pretenden que los usuarios paguen todavía más? ¿Es Telefónica, realmente, un ex-monopolio? Juzguen ustedes.

 

 

 

 

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