La Asociación califica de inexplicable el hecho de que la Ministra de Economía y el Banco de España respalden una serie de medidas de mero «social washing» para el sector

El acuerdo es tan irrelevante a nivel práctico que Calviño se ve obligada a anunciar al mismo tiempo el impulso a la Autoridad de Protección al Cliente Financiero

Pese a la urgencia de medidas frente a los retos y dificultades que la reestructuración y digitalización de la banca comporta para los consumidores, ADICAE reclama un análisis más profundo y medidas de mayor calado.

A falta de analizar todo el detalle de las medidas anunciadas hoy, a 6 meses vista, como claves del denominado «Protocolo de Inclusión Financiera» presentado por la banca bajo el auspicio del Ministerio de Economía y del Banco de España, dejan claro que la estrategia de reacción a un problema creciente (como es el del acceso de los consumidores a unos servicios bancarios en proceso de transformación a todos los niveles) no pasa del lavado de imagen para superar la inquietud y protesta ciudadana frente a las prácticas del sector.

Atendiendo a lo manifestado hoy en la presentación de este «protocolo» las medidas van desde anunciar que se cumplirán los contratos pero sólo para los mayores (retomar el horario de caja ordinario), dar prioridad en las colas (presenciales y telefónicas) a las personas mayores, y adaptar los cajeros automáticos. En conjunto, un despropósito si de lo que se trata es de afrontar una realidad que genera dificultades en la población más mayor pero que afecta a grandes capas de consumidores, incluso al conjunto de la población ante la actual reestructuración del sector bancario.

Mención especial sobre el carácter engañoso del protocolo es el hecho de que la ampliación del horario de «servicios de caja» sea respecto a su prestación «en ventanilla o en cajero«, como la propia nota de prensa de la AEB señala.

Para adornar este ejercicio de «social washing», el «protocolo» incluye otros desiderátums, tales como «formar al personal para atender a los mayores» y dedicarles a «ayudarles» en el uso de cajeros. Dos medidas que generan más riesgos que soluciones, y que tradicionalmente ADICAE ha podido contrastar: empleados marcando el «pin» de la tarjeta del usuario, o que venden al consumidor el producto de turno (el mayor exponente fueron las preferentes) en base a una «especial atención y confianza»

En conjunto, la banca ha vuelto a aplicar el mantra «todo para los consumidores pero sin los consumidores», en este caso bajo el paraguas del Ministerio de Economía y el Banco de España, obviando cualquier debate con los consumidores y sus organizaciones e intentando legitimar el acuerdo invitando a su firma a una organización de abogados, carente además de ninguna representatividad pero que con gran prestancia ha acudido a cooperar con esta estrategia de marketing engañoso de todo un sector.

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