¿Los españoles tienen suficientes conocimientos financieros como para tomar decisiones diarias que afectan directamente a su ahorro y bienestar? Según el avance del estudio ‘Nivel de educación financiera de la población española 2016’, el 60% de los consumidores reconoce poseer un nivel de cultura financiera bajo o muy bajo. De hecho, el 71% reconoce tener dificultad para entender las noticias sobre economía.
Son los primeros datos del estudio que ADICAE presentará el miércoles 16 de noviembre desde las 9.00 horas en el Foro Nacional de Educación Financiera en Casa Árabe de Madrid (C/ Alcalá, 62). La asociación de consumidores persigue con esta jornada reunir las mejores propuestas para elaborar una educación financiera crítica e independiente, que dote de herramientas útiles a todos los consumidores, especialmente a los colectivos más vulnerables (adolescentes, jóvenes y mayores), frente a los abusos de bancos y grandes empresas del consumo.
Para ello ADICAE reunirá en el foro a expertos de la comunidad educativa y de la educación financiera. El economista José Carlos Díez, el experto en la materia y asesor de Triodos Bank Joan Antoni Melé; directivos de entidades financieras que tienen sus propios programas educativos, como Mapfre o Cofidis; la presidenta de los profesores de Economía en Secundaria (CEAPES), y organizaciones sociales como ATTAC o el presidente de ADICAE, Manuel Pardos, intervendrán en el foro.
Las personas que estén interesadas, ya sean estudiantes, padres y madres, mayores, profesores, pedagogos y consumidores en general, pueden asistir inscribiéndose en la web o en el teléfono 91 467 31 88.
Entre las principales cuestiones que se abordarán, destaca la necesidad de extender una formación financiera crítica a todas las edades, tal como exigen la OCDE y la Comisión Europea, así como el caldo de cultivo de nuevos fraudes al ahorro que representan los programas que ya están impartiendo en las escuelas el Banco de España, la CNMV y las propias entidades financieras.
Estos programas, que obvian los abusos protagonizados por la banca y tienen un claro sesgo probancario, descargan toda la responsabilidad sobre el consumidor ante cualquier conflicto entre cliente y entidad.