Aproximadamente el 1% de las familias del mundo controlan el 46% de la riqueza de nuestro planeta. Según el estudio de Intermón Oxfam ‘Gobernar para las élites’ 85 personas acumulan tanta riqueza como la mitad de la población mundial. Así, las grandes fortunas y las grandes corporaciones multinacionales controlan los designios de la economía mundial, presionando a los gobiernos para que las políticas que pongan en marcha no vayan en su contra.
Lógicamente no son los empresarios individuales los que presionan de forma directa a los gobiernos. Para ello se sirven de profesionales especializados en presión política, que conforman los denominados lobbies. En Europa la inmensa mayoría de ellos inciden claramente en las políticas impulsadas por la Unión Europea. De hecho el Parlamento Europeo mantiene un registro en su página web en el que ya hay inscritos 3.767 grupos de presión.
Ante la creciente complejidad de los productos financieros, los tecnócratas de la Comisión Europea se apoyan en expertos del sistema financiero para elaborar las directivas que regulan el sector. Durante los procesos legislativos, que son largos, se forman grupos de expertos que influyen notablemente en las leyes en favor de los bancos.
El Instituto de Finanzas Internacionales (IIF) es el lobby financiero más poderoso del mundo, agrupando a más de 470 grandes entidades financieras. Participó activamente en la negociación de la quita de la deuda griega, beneficiando a los bancos franceses y fundamentalmente alemanes. También intervino en la crisis del sistema financiero español contactando directamente con las principales autoridades de nuestro país y participando en el diseño de la conversión en bancos de las cajas de ahorros, o en la construcción del banco malo.
De hecho el entonces presidente del IIF, Josef Ackermann -que también era consejero delegado de Deutsche Bank- se entrevistó con el rey Juan Carlos I y con el presidente del Gobierno en aquella época, José Luis Rodríguez Zapatero que, a raíz de aquella entrevista, cambió sustancialmente su política respecto al sistema financiero.
Uno de los lobies financieros más importantes del mundo es la ‘City of London’, considerada como un país propio dentro de Inglaterra. Representa a múltiples fondos de inversión y grandes bancos internacionales, que han apoyado campañas contra la regulación europea de los fondos de alto riesgo o hedge founds.
También destaca la ‘Mesa Redonda Europea de Servicios Financieros’, que aglutina a casi una veintena de miembros de las principales entidades financieras de Europa y que ha presionado, por ejemplo, para crear un sistema único de planes de pensiones privados en Europa. Y la Federación de la Banca Europea, que trabaja desde Bruselas representando a 5.000 bancos corporativos de más de una treintena de países
En España el lobby más importante es el financiero, seguido del energético y del de salud. Pero, como ha demostrado ADICAE en diversos estudios, la banca está muy metida en el negocio de la energía -participando en más de 170 empresas- y de la salud -donde tiene participación en más de 100 entidades-, por lo que podríamos decir que el lobby financiero siempre está presente en los grupos de presión organizados por las grandes corporaciones, independientemente del sector económico al que pertenezcan.
La influencia del lobby financiero se ha dejado notar en los últimos años, impidiendo cualquier solución colectiva a grandes fraudes al ahorro popular como los casos de las participaciones preferentes o el escándalo de Fórum Filatélico y Afinsa, con los que los bancos atraparon más de 46.000 millones de euros de los ahorros de aproximadamente un millón y medio de familias.
Más pública ha sido su intervención torpedeando en 2009 una proposición de ley contra las abusivas cláusulas suelo en las hipotecas, que a punto estuvo de ser aprobada en el Senado. Y se destapó completamente a finales de 2012, en pleno debate sobre la necesidad de reformar el sistema hipotecario español, cuando la Confederación Española de las Cajas de Ahorros y la Asociación Española de Banca emitieron sendas notas de prensa indicando que los bancos iban a paralizar las ejecuciones hipotecarias “durante 2 años, para casos de extrema necesidad”, lo que el Gobierno convirtió en normativa poco después, ninguneando así las exigencias de las fuerzas sociales que, como ADICAE, reclamaban cambios legislativos de mayor calado.
Fuera del ámbito estrictamente bancario en España está tomando fuerza la ‘Asociación para el Desarrollo de la Experiencia de Cliente’ un lobby de consumo que aglutina a unas cuarenta grandes marcas comerciales, entre las que se incluyen Iberia, Coca-Cola, Mercedes-Benz, Aena Aeropuertos, Banco Sabadell, Alsa, Banco Santander, Endesa, Gas Natural Fenosa, Mapfre, Laboral Kutxa, DKV Seguros, E.ON, Cetelem… Son entidades que han impuesto cláusulas suelo en las hipotecas, han vendido productos tóxicos a los ahorradores, han jugado un papel importante en la escalada de precios de la luz o han comercializado microcréditos de alto riesgo.
La defensa colectiva de los consumidores a través de la creación de un lobby ciudadano
¿Qué pueden hacer los consumidores frente al poder de los lobbies financieros? Para intentar equilibrar la balanza es necesario que los consumidores actúen de forma unitaria, firme y coordinada, haciendo del dicho ‘la unión hace la fuerza’ una verdad tan poderosa que consiga influir en las decisiones políticas para que estas se pongan del lado de los ciudadanos y no de los poderes financieros. En definitiva: crear un auténtico lobby ciudadano.
Los lobbies ciudadanos se articulan en torno a asociaciones o grupos de activistas que, con fuertes campañas de presión social y mediática tratan de presionar a los gobernantes. En el mundo existen varios lobbies ciudadanos que se contraponen al poder financiero. Dos ejemplos claros de ello son Greenpeace y Amnistía Internacional.
Greenpeace, el ‘lobby verde’
Fundada en 1971 en Canadá por un grupo de activistas antinucleares, objetores de conciencia norteamericanos que no quisieron acudir a la guerra de Vietnam y algunos cuáqueros, Greenpeace cuenta en la actualidad con millones de socios en todo el mundo y oficinas en 40 países.
Este enorme grupo de activistas se coordina mediante una oficina internacional ubicada en Amsterdam, que trabaja estrechamente con las 31 secciones nacionales y con los famosos barcos que Greenpeace tiene desplegados por el mundo. Así, pueden coordinar campañas de denuncia y presión social con gran precisión y rapidez.
Greenpeace tiene ‘unidades políticas’ en los territorios en los que está presente, que se encargan de hablar periódicamente con los representantes políticos con el objetivo de que escuchen sus peticiones. Así, Greenpeace elabora informes y organiza eventos para los parlamentarios, participa en actos de diversos partidos políticos y presenta alegaciones a las leyes que puedan ser de interés para la protección del medioambiente.
Además de los contactos políticos, fundamentales en todo lobby ciudadano, Greenpeace utiliza la acción reivindicativa como una gran herramienta de lucha. A veces, cuando una empresa o un Gobierno está involucrado en un crimen medioambiental, Greenpeace realiza acciones reivindicativas directas, colgando grandes pancartas desde el tejado de los edificios gubernamentales o, incluso, bloqueando las calles donde viven los principales líderes políticos con toneladas de carbón, como hicieran en Londres ante el domicilio del primer ministro británico. Estas acciones, unidas a la presión de millones de socios y ciberactivistas en todo el mundo consiguen, en ocasiones, doblegar al poder empresarial.
Algunos de los logros conseguidos por Greenpeace y otros colectivos ecologistas en España son la prohibición permanente del vertido de residuos radiactivos y tóxicos en alta mar (1993), la firma del Tratado de Prohibición Total de Pruebas Nucleares en el mar (1996), o que gigantes del mundo de la moda como Zara o Mango se comprometiesen a eliminar sustancias tóxicas en la fabricación de sus prendas (2013).
Amnistía Internacional, un lobby a favor de los derechos humanos
Creada en 1961 por el abogado británico Peter Benenson -que se inspiró en el caso de unos jóvenes estudiantes portugueses que fueron encarcelados por brindar por la libertad en su país-, Amnistía Internacional cuenta en la actualidad con más de tres millones de socios, simpatizantes y activistas y está presente en más de 150 países de todo el mundo. Su labor está centrada en combatir los graves abusos contra los derechos humanos.
Amnistía Internacional investiga violaciones de derechos humanos en todo el planeta: encarcelaciones por participar en manifestaciones, seguimiento de los condenados a pena de muerte, discriminación racial, impacto de las guerras en la población civil, etc. Una vez realizada la investigación pertinente se hacen públicos los resultados y comienzan las campañas de presión política y social.
Así, Amnistía InternacionaI se dirige a los gobernantes, organizaciones políticas y empresariales, movilizando a la opinión pública con el objetivo de influir en los gobiernos para prevenir o detener las violaciones de derechos humanos. En los casos más graves incluso han llegado a trasladar a las personas amenazadas y sus familiares a otro país, durante al menos un año.
Uno de los métodos de presión más populares de esta organización es el envío masivo de cartas, e-mails o faxes a gobernantes que permiten la violación de derechos humanos o a empresas que cometen abusos. Así se ataca directamente a la imagen pública de los gobernantes o empresarios, y se les incomoda personalmente de una manera pacífica pero reiterada en el tiempo.
Mientras duran las campañas de presión Amnistía Internacional publica informes que, por su profesionalidad y rigor, tienen gran acogida entre la opinión pública y las fuerzas políticas. La calidad de la documentación de estos informes atrae casi siempre a los medios de comunicación, mediante los que obtienen una gran repercusión social. Además Amnistía Internacional también realiza talleres, charlas o mesas informativas y, aunque en menor medida, acciones reivindicativas directas con el objetivo de concienciar a la sociedad y fomentar el respeto a los derechos humanos por parte de las élites políticas y empresariales.
En España la labor de Amnistía Internacional fue importante para conseguir la abolición de la pena de muerte en el código penal militar (1995), para que entrara en vigor la Ley contra la Violencia de Género (2004) o la Ley de Comercio de Armas (2007), que tiene como objetivo evitar la venta de armas a países con riesgo de violaciones de derechos humanos.
Este texto forma parte del Curso de Agentes Activos de Consumo, que ADICAE imparte gratuitamente a través de su plataforma online de educación financiera y de los grandes temas del Consumo. Si quieres saber más entra en http://educacionfinanciera.adicaeonline.es/course/index.php?categoryid=5