En estos servicios la desconfianza es reducida debido a la existencia de perfiles de usuarios con valoraciones y referencias añadidas, creando nuevas formas de relacionarse, intercambiar, compartir prácticas o bienes económicos.
Sistemas
El consumo colaborativo se clasifica en:
-Sistemas basados en un producto. Aquellos en los que podemos utilizar productos y servicios sin ser propietarios y así beneficiarnos de ellos como si fueran nuestros.
-Sistemas basados en distintos mercados de redistribución. Se basan en el intercambio libre o donación de productos, con el fin de darle una segunda oportunidad a estos.
-Sistemas basados en estilos de vida colaborativos. Van destinados a compartir experiencias que puedan servir de referencia a otras personas para elegir las mejores decisiones.
Webs y Apps
En su mayoría no se hacen responsables de los problemas que se puedan crear a raíz de su uso. Su función solo es conectar a particulares, y es en esa esfera en la que cualquier conflicto se resolverá. Su lugar se ubica fuera de la legislación de protección al consumidor. Aunque el consumidor sí podrá pedir a estos servicios online, siempre que estén haciendo negocio por medio de venta de espacios publicitarios o servicios adicionales, que ofrezcan una información fiable y veraz.
En España el fenómeno del consumo colaborativo comenzó a conocerse entre 2012 y 2013, especialmente en el mundo del turismo. Actualmente se discute sobre cómo deben regularse, y cada vez hay más usuarios. No solo el factor económico pesa al elegir a una herramienta de consumo colaborativo: en el consumo entre iguales, el factor social atrae a la gente.
Es una manera de consumir más humana y agradable. A esto se unen ventajas medioambientales como, por ejemplo, emitir menos CO2 al compartir vehículo o en las compras de segunda mano ya que al fabricar menos productos se necesitan menos materias primas. Frente a este apogeo, algunas empresas deliberan sobre la legalidad del negocio de estos servicios gratuitos de plataformas que no tienen regulación y las acusan de competencia desleal.
Transporte
-Compartir coche (Carpooling), uno de los más conocidos, consiste en compartir coche y trayectos. También se reducen emisiones de CO2, ya que así circularán menos automóviles.
– Préstamo de vehículos (Carsharing), se alquila un automóvil por cortos períodos de tiempo, habitualmente por una hora. Es interesante para quienes quieran hacer uso ocasional de un vehículo y para los que quieran un acceso puntual a un tipo de coche diferente al utilizado.
-Parking Compartido (Parksharing), reservas y alquiler de aparcamiento entre particulares.
-Compartir taxi para ahorrar gastos programando los movimientos personales y rutas.
-Compartir tren para la tarifa mesa del AVE, además de reventa de billetes.
-Uso compartido de motos y bicicletas (Motosharing y bicing, respectivamente). Se retira de cualquiera de las estaciones, se usa durante un trayecto y se devuelve en la estación más cercana al destino.
Cooperativos
– Micromecenazgo o financiación en masa (Crowdfunding) es la cooperación colectiva en la que las personas operan en red para conseguir dinero u otros recursos para un fin.
– La Colaboración Externalizada de Tareas (Crowdsourcing) consiste en que la realización de tareas que, habitualmente, desempeñaba un empleado o contratista, se dejen a cargo de un grupo de personas o una comunidad, mediante una convocatoria abierta.
– Regalos colectivos (Crowdgifting), se usa para organizar regalos en grupo o botes entre amigos.
-Bancos de tiempo, son intercambios de conocimientos y servicios. Personas que realizan un servicio o enseñan labores a otras que, a su vez, hacen lo mismo pero con distintas actividades y sin que los destinatarios de su prestación sean precisamente los mismos a los que se les prestó la asistencia.
– Trabajo en cooperación (Coworking) es una forma de trabajo que permite a trabajadores independientes compartir un mismo espacio de trabajo, físico o virtual.
Turismo
[Entresacado]Dejar constancia por escrito del intercambio realizado y las condiciones pactadas es necesario para disponer de algún documento que pruebe la existencia del mismo en caso de incumplimiento[/Entresacado]Alojamiento en red entre iguales, se trata de realizar reservas sin intermediarios. La persona que necesita alojamiento y el propietario que ofrece su casa o habitación libre se ponen en contacto vía web. No interviene nadie más. Al implicar no solo un contrato comercial, sino una convivencia entre ambas partes durante el tiempo de estancia del alojado, el vínculo es más estrecho y la relación puede llegar a ser bastante más profunda y satisfactoria que un simple intercambio de dinero por servicios.
– Intercambio de casas (Coachsurfing), durante un determinado tiempo, con las ventajas que esto conlleva, en vez de alojarse en un hotel.
-Acampar en jardines de casas particulares (Gamping), previamente concertadas.
-Turismo de experiencias. Conecta a las personas para compartir experiencias de viajes y señalar los mejores lugares que visitar. También puede conectar a los turistas con locales para realizar visitas guiadas en su ciudad.
– Logística en red entre iguales. Conecta a las personas que quieren lograr o enviar algo a través de viajeros.
Vivienda y Ocio
-Habitaciones en pisos compartidos. Pone en contacto a personas que quieren convivir juntas mediante el intercambio de alojamiento por servicios en el hogar.
-Microtareas y encargos. Para contratar un asistente o un cuidador de niños o personas mayores, para sacar el perro a pasear o realizar recados que el usuario no puede hacer por falta de tiempo.
-Comida “en red entre iguales”, para compartir comidas, ir a comer a casa de otras personas o comprar varias raciones entre vecinos.
-Compartir aficiones y actividades de ocio. A través de plataformas online que organizan cenas en restaurantes para grupos de gente con intereses e inquietudes similares, viajes en grupo, eventos deportivos, etc.
-Préstamos personales “en red entre iguales”, créditos entre particulares.
– Liberar un libro (Bookcrossing), es la práctica de dejar un libro viejo y que ya se ha leído en un lugar público en concreto, pactado con el resto de usuarios, para que otra persona lo recoja y, una vez lo lea, vuelva a dejarlo en un sitio distinto. De forma que el libro “viaje” y pueda ser leído por un mayor número de personas.
-Grupos de Consumo de Proximidad. Sirven para organizar grupos de compra local que potencien la compra directamente al productor de productos ecológicos y cercanos.
-Compartir wifi de forma legal mediante la unión de particulares que hacen pública su conexión.
-Compartir espacios comerciales por horas, por días y para eventos y actividades terapéuticas, culturales y sociales.
Hay otras plataformas menos definidas, pero igualmente útiles para darle una segunda vida a los productos que ya no utilizamos. Hay páginas web que sirven para que los usuarios se den o cedan desde espacio en un garaje a cualquier objeto de segunda mano. También en las redes sociales se han creado grupos de reciclaje o de intercambio centrados en las más diversas temáticas.
El increíble avance del Consumo Colaborativo desborda cualquier previsión que se hiciera del mismo en el pasado. Los consumidores cada vez tienen más claro que no es necesario pagar tanto por un servicio exclusivo, ya que si es compartido les saldrá más barato y además conocerán a gente nueva. Es decir, se puede conseguir el mismo nivel de satisfacción a través del consumo colaborativo que a través del consumo tradicional. Aunque incluso se podría pensar que en ocasiones puede ser más satisfactorio, pues las relaciones que se establecen entre las personas que comparten, muchas veces, crean vínculos para futuras colaboraciones entre ellos.
Por tanto, la potenciación de este consumo, gracias a la gente, está consiguiendo una proyección exponencial de sus propios recursos para enfrentarse a los desafíos que pueden suponer las acciones perjudiciales contra el consumidor del propio sistema. Tan sólo faltaría, en un futuro, sintetizar una regulación para aportar algo de luz a sus mecanismos internos y así evitar fraudes o estafas que se pudieran producir por la utilización de estos métodos.
Practicar el Consumo Colaborativo conlleva realizar un consumo eficiente, pero el consumidor no debe olvidar que todavía no existen las garantías suficientes que aporten seguridad a los intercambios, por lo que tendrá que estar alerta al consumir por esta vía.
DESCARGAR DERECHOS EN COMPRAS, VIAJES, ENERGÍA, TELECOMUNICACIONES, BANCA…