ADICAE, en representación de los consumidores españoles, asistió a una nueva reunión del Banking Stakeholder Group en la Autoridad Bancaria Europea (Londres), la autoridad independiente de la Unión Europea que se encarga de garantizar una regulación y supervisión del sector financiero europeo. Esta vez, dentro del apartado de protección del consumidor, uno de los temas recurrentes en el Grupo fue el de las nuevas emisiones de productos tóxicos por parte de la banca (destacando los cocos y otros bonos, la deuda subordinada o las cédulas hipotecarias), ahora que tras el fraude de las preferentes estas no computan como capital de máxima calidad. Y es que parece que no sólo en España sigue habiendo problemas con la venta de nuevos productos complejos y de riesgo para los ahorradores. En este sentido, las posturas entre la industria y los representantes de los consumidores estuvieron más enfrentadas, de manera que los consumidores consideramos que el exceso de regulación no aseguraba la ausencia de fraudes futuros si no se ejerce un control efectivo y se garantiza su aplicación. De hecho, hoy en día podemos hablar del fracaso de la normativa MIFID I, y nada parece indicar que la MIFID II vaya a resolver los problemas actuales de los ahorradores.
En relación a lo anterior, ADICAE no quiso pasar la oportunidad para recordar la última de las medidas tomadas por la CNMV en España: el famoso ‘semáforo’ que diferenciará por colores los diversos productos de ahorro-inversión según su nivel de riesgo. Para ADICAE, además de que esta nueva herramienta llega tarde y se limita a la fase precontractual, puede servir para las entidades como una justificación manipulada de que el cliente contrata a sabiendas de lo que hace, dando así por cumplidas sus obligaciones de información. La Asociación entiende que la mejor solución sería la de prohibir determinados productos ante perfiles específicos de consumidores, o en su caso establecer una marca de productos financieros blancos y sin riesgo para los ahorradores, acompañada de algunas normas mínimas de costes, acceso, garantías, seguridad o transparencia.
Por otro lado, parece que la llamada ‘banca en la sombra’ preocupa a las autoridades encargadas del control y regulación de las entidades financieras. No es un fenómeno nuevo pero sí está alcanzando tales cotas que, al igual que sucediera hace poco tiempo con los bitcoins, cabe plantearse su regulación efectiva, dados sus evidentes riesgos, pero también en la consideración de estar ante una oportunidad perdida. Evidentemente, instituciones financieras que actúan como bancos pero que no están supervisadas ni consideradas como tales, implican riesgos para el sistema financiero en su totalidad, y en especial para los consumidores que son los que recurren a estas empresas y fondos para acceder al crédito que el resto de entidades no les facilitan.
Por último, se aludió a la regulación europea de las tasas de intercambio, que en España ya se ha implementado en el mes de septiembre con una ley que ha reducido dichas tasas para los comerciantes, lo que se traduce en menores ingresos para los bancos. Sin embargo, esta reducción no se traslada a los consumidores en forma de menores comisiones, sino que ocurre todo lo contrario, tal y como sucedió tras el acuerdo del Gobierno en 2005. ADICAE se ofreció a poner en común las conclusiones derivadas de un estudio que realizó como consecuencia de esa reducción de tasas, para que con la nueva regulación europea no vuelva a ser el consumidor el principal perjudicado y el que soporte la bajada de beneficios de la banca con comisiones abusivas y servicios bancarios más caros, sin que además estos sean mejores ni más seguros.