La actual situación económica de las familias se ha debido en buena parte a la forma de actuar de la banca. Los excesos cometidos por las entidades financieras en los años del boom inmobiliario se tradujeron en suculentos beneficios pero a base de llevar a cabo políticas de inversión y crédito absolutamente irresponsables e insostenibles. Dicha irresponsabilidad afectó de lleno a los consumidores los cuales se han visto envueltos en una crisis hipotecaria sin precedentes. Las condiciones leoninas impuestas por la banca se han unido a la crisis económica para empujar a miles de familias a extremos inadmisibles en una sociedad avanzada como se supone es la española: embargos, deudas inasumibles, abusos bancarios y degradación del nivel de vida de las personas, totalmente desamparadas ante el escenario económico que otros generan pero sólo ellos pagan.
La vivienda, un bien de lujo
El aumento del precio de la vivienda es uno de los mayores quebraderos de cabeza para los consumidores. El precio medio del metro cuadrado se ha disparado en la última década y sólo se está ajustando parcialmente en los últimos meses, tras el pinchazo de la burbuja. La banca ha contribuido activamente a la elevación de los precios. Por un lado, aumentando la demanda de vivienda por medio del crédito ilimitado e irresponsable durante los años del boom. Por otro lado, las cajas participaron muy activamente en la promoción, financiación y comercialización de vivienda, forzando el mercado y generando apreciaciones en los inmuebles.
Desde 1995 a 2008 el precio del metro cuadrado se triplicó pasando de 670 a 2.100 €. Desde hace un año y medio los precios se han reajustado ligeramente hasta los 1.900 € por metro cuadrado. En cuanto a la vivienda protegida, el precio ha subido un 30% desde 2004 y en la actualidad se encuentra estancado en torno a los 1.100 € por metro cuadrado. Hasta mediados de 2006 los aumentos trimestrales fueron brutales, por encima del 3% habitualmente y llegando casi al 6% en algún trimestre. 2007 supuso el cambio de tendencia y 2008 trajo la depreciación de la vivienda que ya lleva 7 trimestres consecutivos bajando su precio. Sin embargo la vivienda protegida no sigue el mismo comportamiento y apenas se ha abaratado ligeramente en 2009.
La banca ha hecho su agosto con las hipotecas atrapando al consumidor
El aumento del precio de la vivienda se ha traducido en un aumento del importe medio de las hipotecas. La burbuja inmobiliaria ha hecho que decenas de miles de familias hayan tenido que afrontar hipotecas para inmuebles que estaban y están claramente sobrevalorados. La mayor beneficiada de esta injusticia ha sido la banca, que se ha lucrado con el negocio hipotecario. Tipos de interés elevados, comisiones crecientes, plazos de pago cada vez mayores y condiciones abusivas (hipotecas crecientes, cláusulas suelo, clips, etc) han ahogado al consumidor y colmado de millones de euros a las entidades financieras. Los años del boom se caracterizaron por la existencia ilimitada de crédito, que fluyó al consumidor de manera insensata. El objetivo era claro, el auge del negocio inmobiliario debía ser canalizado por la banca por medio de las hipotecas. Dicho y hecho: la hipoteca media pasó de 47.000 € en 1996 a 75.000 € en 2001 y llegó a su máximo a finales de 2007, con 152.000 €. Actualmente la cifra se sitúa en casi 112.000 €.
Se observa claramente cómo la banca aplica grandes diferenciales entre el euribor (tipo de interés al que se prestan entre sí los bancos y que sirve como referencia para la mayoría de hipotecas) y el tipo de interés medio cobrado en las hipotecas. La diferencia supone jugosos beneficios para la banca la cual desde el desplome del euribor no ha reducido los tipos de interés aplicados en consonancia. Es por ello que el tipo de interés es de apenas un 1,25% y la banca cobra de media un 3%. Los consumidores, como casi siempre, pierden a costa de multimillonarios beneficios bancarios.
Bancos forrados, familias con la soga al cuello
Esa es la conclusión de la crisis económica e hipotecaria. El contraste entre los beneficios de la banca y la (in)capacidad de las familias para atender normalmente a sus pagos y gastos es abismal. Los beneficios de los grandes bancos apenas se han resentido con la crisis. Casi todos ellos han ganado en 2008 más que en 2006, el año anterior al estallido de la burbuja. Y todos ellos han ganado más que en 2005, justo cuando el frenesí inmobiliario alcanzaba su cénit.
Las previsiones de 2009, el año del hundimiento de la economía familiar, apuntan a un beneficio ligeramente inferior al de 2008. La “crisis” ha hecho que en los seis primeros meses del año el Santander se apunte una ganancia de 4.731 millones por 3.041 del BBVA. Los datos atentan contra la lógica, el sentido común y la justicia. En 2008 la banca española (sólo los bancos) percibieron 8.500 millones de euros en concepto de comisiones. El monto de sueldos y salarios de toda la banca ascendió a 7.700 millones. Por tanto, sólo con las comisiones se pagó de sobras todo el coste laboral de la banca. Mientras tanto y en contraste con los enormes beneficios, las familias atraviesan dificultades significativas y crecientes: desempleo, hipotecas, créditos.
La deuda de los hogares se dobló entre 1995 y 2000. Entre 2000 y 2008 se ha más que triplicado hasta acercarse al billón de euros. Desde 1995 la deuda, en definitiva, ha aumentado en 5,5 veces. Por contra la renta disponible lo ha hecho 1,35 veces. El resultado, como no podía ser de otra manera, es el sobreendeudamiento, que ha pasado del 46% de la renta al 127%. [entresacado]Desde 1995 a 2008 el precio del metro cuadrado se triplicó pasando de 670 a 2.100 €. Si a esto le añadimos que, con un euribor en el 1,25% la hipoteca media cobra un 3%, se entiende que con la gran crisis Santander y BBVA sumen más de 14.000 millones anuales de beneficios
El ciudadano está indefenso ante los excesos de la banca y la penosa regulación y supervisión estatales. La consecuencia la estamos notando. Las condiciones de vida son cada vez más duras porque el endeudamiento se come el poder adquisitivo de los consumidores. Y en ello la banca tiene mucho que callar, por ser la principal instigadora. Con la “colaboración” de los poderes públicos, poco propensos a cumplir y hacer cumplir el artículo 47 de la Constitución, aquel que consagra el derecho a una vivienda digna, poniendo todos los medios adecuados para ello incluyendo la lucha contra la especulación.