Los inversores siguen teniendo muchas dudas acerca de dónde meter su dinero. Según diversos estudios realizados el 68’4% de los españoles contratará un depósito o cuenta remunerada antes de 2011. El 16’4% se decanta por los planes de pensiones, el 4’7% por los seguros, el 3’7% por los fondos de inversión y sólo el 2’7% se plantea invertir en el mercado de renta variable. Los consumidores buscan, especialmente, no perder dinero y tener cierta seguridad en su inversión. Pero, ¿por qué decantarse por una cuenta remunerada cuando ofrece menos rentabilidad que un depósito a plazo fijo? Veamos sus características.

Debido a la actual crisis económica y financiera y a la inestabilidad laboral que sufren millones de familias españolas, los hábitos de ahorro de los españoles se inclinan cada día más a tener el dinero siempre disponible, pero buscando que los ahorros crezcan de manera regular. De esta manera las cuentas remuneradas o las que están vinculadas a nóminas se han transformado en la principal manera de ver crecer nuestro dinero, con unos intereses mucho más atractivos que las cuentas corrientes de toda la vida.

Seamos claros. Desde hace varios meses los depósitos con baja remuneración, poca información, falta de transpariencia por parte de las entidades financieras y que, además, bloquean el dinero invertido por un periodo de tiempo determinado han venido favoreciendo que los pequeños ahorradores se hayan inclinado por este tipo de cuentas, aunque ya no tengan los atractivos diferenciales de antaño -6 ó 7%-, porque permiten disponer del dinero inmediatamente.

 En qué consisten 

Como en todos los productos financieros, los intereses a percibir están fijados con anterioridad por la entidad en cuestión. Se trata de porcentajes fijos sobre el saldo medio durante un periodo determinado de tiempo, aunque algunas entidades -las menos- toman como referencia índices como el Euribor. La rentabilidad ofrecida inicialmente suele bajar una vez pasados los cuatro primeros meses de vida de la cuenta. En este sentido hay que señalar que los beneficios que ofrecen este tipo de cuentas guardan relación directa con el índice al que los bancos se presten dinero unos a otros. Actualmente el precio del dinero está fijado en el 1% -impuesto por el Banco Central Europeo-, por lo que las entidades financieras no ofrecen mucho más a los clientes por sus ahorros.

Uno de los principales inconvenientes de este tipo de cuentas es que no suelen admitir la domiciliación de recibos. Además en algunas ocasiones las entidades ‘sugieren’ que el cliente abra también una cuenta asociada que dé soporte al resto de acciones habituales: domiciliación de nómina y recibos, tarjetas, uso de cajeros automáticos, transferencias,… con las comisiones que suelen conllevar. Por este motivo surgieron, en primera instancia, las cuentas vinculadas a nóminas y/o recibos.

 Las comisiones se eliminan en la red  

A la hora de contratar una cuenta en cualquier tipo de entidad es preciso conocer de antemano las comisiones para asegurarnos de que estas no merman en demasía la rentabilidad ofrecida por las cuentas remuneradas. Y siempre es posible negociar con la entidad su reducción o eliminación.

En este sentido es preciso ahondar en las ventajas de las entidades que operan a través de Internet, puesto que no generan comisiones ya que el mantenimiento y las transferencias suelen ser gratuitos. La diferencia estriba en que la orden de transferencia se realiza inversamente a lo habitual puesto que, al no existir una oficina física en la que realizar la operación, el cliente autoriza a la entidad online a acceder a la cuenta vinculada y transferir fondos a la remunerada. Así se evitan gastos y comisiones innecesarias.

Por ejemplo, si para una cantidad de 10.000 euros al 4% TAE con cobro trimestral de intereses, en un año se obtienen 10.403 euros (403 euros de intereses percibidos), a eso habrá que restarle la comisión de mantenimiento (una media de 30 euros), las transferencias (alrededor de 3 euros cada una si son a otra entidad) y, si la hay, el coste por tener una tarjeta de crédito. Es preciso hacer números para evitar sorpresas no deseadas.

Hasta hace varios años todas las cuentas remuneradas ofrecían una rentabilidad que iba creciendo conforme el cliente incrementaba su saldo en cuenta. Desde la aparición de ING Direct en el mercado financiero las entidades bancarias han ido, progresivamente, implantando su metodología de ofrecer una ‘alta’ remuneración durante los primeros meses y, posteriormente, recortarla drásticamente. Este tipo de cuentas están enfocadas a aquellos clientes que no tienen un capital excesivo. Por el contrario las cuentas que todavía sostienen el ‘modelo antigüo’ -aunque ya las hay híbridas- ‘premian’ mejor a sus clientes conforme mayor es el saldo en cuenta.

El consumidor debe tener claro qué tipo de cuenta le conviene más y prestar especial atención a las novedades del mercado financiero ya que las rentabilidades ofrecidas cambian periódicamente y siempre es posible tratar de mejorar y ‘fichar’ por una entidad que nos ofrezcan más por nuestros ahorros.

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