Los fondos de renta fija parecen haberse convertido en los grandes paganos de la crisis por parte de los partícipes españoles. Tanto es así que, hasta el mes de julio, los fondos monetarios y los de renta fija a corto plazo registraban unas salidas netas de alrededor de 20.000 millones de euros, es decir, un tercio del capital que tenían el 1 de enero.
Se trata de una fuga patrimonial que se multiplica hasta 52.400 millones de euros si se tienen en cuenta las cifras acumuladas desde 2007. En términos generales la mitad del dinero que los fondos conservadores acumulaban antes del estallido de la crisis ha salido de los mismos.
¿Es aceptable que unas gestoras supuestamente dirigidas por expertos y que cobran opíparas comisiones por sus servicios no supieran dar un golpe de timón en el momento adecuado y enfocarse en el alquiler de vivienda? La confianza de los inversores en dichos fondos está, francamente, por los suelos.