El presidente de la CNMV confiesa que no tiene medios para controlar el mercado financiero español

A partir de la descripción de este escenario, Segura rebate los principios que parecían claves en el funcionamiento de los mercados financieros, pero que han fracasado y precipitado la crisis. En particular, que la continua innovación financiera (crear nuevos intrumentos financieros de ahorro) no siempre resulta positiva ni mejora la eficiencia del sistema.

 ¿Productos financieros innovadores o tóxicos? 
Así, para el presidente de la CNMV, “la creciente importancia de este tipo de innovación se encuentra en el origen de la crisis actual y ha sido posible gracias a una sobrevaloración de las ventajas de la innovación que ha conducido a considerar que cualquier nuevo producto ayudaba a completar el mercado y que, por tanto, no requería ninguna evaluación de su utilidad y efectos. Solo en el mundo financiero se ha supuesto durante largo tiempo que la innovación per se es beneficiosa –algo que no sucede, por ejemplo, ni en la industria farmacéutica, ni alimentaria, ni energética ni en las telecomunicaciones- en la medida que se genera por un acuerdo entre partes que beneficia a ambas, no considerando que ello puede dar lugar a un resultado indeseable desde el punto de vista social, de estabilidad sistémica”. Esperemos que estas tesis tengan plasmación real en medidas eficaces para evitar la proliferación de productos tóxico que afectan sobre todo a los consumdiores.

 La MIFID es insuficiente  

Acabar con el “todo vale” en los mercados financieros, como acertadamente critica Julio Segura, debe empezar a aplicarse para los pequeños ahorradores. Durante su intervención hizo mención expresa a las agresivas y opacas prácticas comercializadoras de productos en los últimos meses como las llamadas “participaciones preferentes”, nada recomendables para el consumidor medio. Segura afirmaba que “las entidades financieras han recurrido de forma frecuente a su colocación a través de la red comercial (…) de productos de difícil comprensión para el inversor no profesional”.
En este sentido, aunque la intervención del presidente de la CNMV careció de una valoración critica directa sobre las reglas de la MIFID como herramienta para controlar la colocación de productos financieros entre los consumidores, sí que a la hora de analizar la estrategia reciente de bancos y cajas al colocar estas “preferentes”, amplió las posibles medidas a adoptar para controlar la venta de tales productos de ahorro, lo que en definitiva supone una valoración crítica de las carencias de la Directiva MIFID, cuyas exigencias para bancos, cajas y agencias de valores se incorporaron a la ley española del mercado de valores en 2007.

  Transparencia y mercados financieros: dime de qué presumes… 

Para el presidente de la CNMV, el problema de la transparencia ha resultado ser clave en la generación de la crisis. La información disponible “no era suficiente o estaba distribuida de manera asimétrica”. A ello hay que añadir la existencia de un grave problema de “diseño del producto”, tolerado por una regulación muy permisiva que toleraba poner a la venta cualquier producto financiero sin control ni evaluación previo.
Una verdadera transparencia para los usuarios significa conocer perfectamente todas las posibilidades y prever los riesgos del producto que se les propone adquirir. Pero, en el caso de los CDO (títulos respaldados por hipotecas basuras que funcionaban como subyacente), quienes los adquiría (grandes bancos e inversores institucionales) disponían de toda la capacidad y conocimientos para analizar el producto, y aun así acabaron adquiriéndolo. ¿Cuánto más desequilibrada es la relación entre empresas de inversión y consumidores?
Medidas de análisis y control previas a su puesta en el mercado, limitando el acceso a aquellos productos financieros potencialmente tóxicos, contribuirían a reducir efectos indeseables entre los pequeños ahorradores y la economía en general.

 Los cambios también deben llegar al gobierno de las empresas 

Hay un aspecto que el presidente de la CNMV deja claro en su intervención, y es el final de las “normas blandas” como modo de “regulación” que hasta ahora había imperado en el mercado financiero, permitiendo a quienes establecían estas “normas” (grandes entidades financieras) el cumplirlas a su antojo. En efecto, según reconoció el presidente de la CNMV, “la autorregulación falla en situaciones de conflictos de interés” y ello “porque no existe incentivo individual alguno a seguir normas que no son de obligado cumplimiento”.
Ello va a tener su reflejo inmediato concreto en la reforma del fracasado Código Unificado de Buen Gobierno, que pretendía dinamizar el papel de las Juntas de Accionistas en las sociedades cotizadas y, sobre todo, hacer más transparente y abierto a los intereses de los pequeños accionistas la composición y funcionamiento de los Consejos de Administración. Según anunció Segura, al CNMV está ultimando una propuesta de actualización de este código, en el que se combina “ciertas exigencias de transparencia obligatoria, mediante el desarrollo de modificaciones legislativas, con el mantenimiento de las recomendaciones de buen gobierno”, en definitiva, “dotar algunas recomendaciones de rango normativo”.

 Las “severas” limitaciones de la CNMV 

Para concluir, Julio Segura hizo una confesión sobre la CNMV que viene repitiéndose ya en varios documentos del organismo regulador, y es “la severa restricción que suponen sus limitaciones materiales”. Así se entiende que el propio presidente de la CNMV reconociera “tanto el mercado como el sector público son imperfectos”. Ahora sabemos que buena parte de la “imperfección” del sector público en el control del mercado financiero se debe a severas restricciones. Pero habría que añadir algo más, y es la necesidad de una cambio de actitud respecto a los problemas de los consumidores y pequeños ahorradores. El diseño de futuras estructuras duales para controlar el mercado financiero (un órgano para temas de solvencia y otro para conductas en el mercado) debe apostar en lo que se refiere a las conductas en el mercado, con mayor presencia de los consumidores. De lo contrario se corre el riesgo de burocratización, complacencia, alejamiento de la realidad de los problemas reales y concretos de los consumidores. Y para órgano burocrático ya tenemos al Banco de España.

Abrir chat
1
💬 Consulta tus dudas de consumo
Escanea el código
Hola👋
Si tienes cualquier consulta o duda sobre consumo puedes hacerla por aquí