La decisión del Gobierno de eliminar el denominado déficit tarifario, junto a la subida de la energía primaria, ha provocado que desde comienzos de año el coste de la energía eléctrica para los hogares españoles se haya multiplicado. Esto es así a pesar del intento de disimular la subida con el cobro mensual.
La Comisión Nacional de la Energía es la encargada de regular los sistemas energéticos de España. Creada en 1998 su principal objetivo es velar por la competencia efectiva en los sistemas energéticos y por la objetividad y transparencia de su funcionamiento, en beneficio de todos los sujetos que operan en dichos sistemas y de los consumidores. Sin embargo, a pesar de la liberalización del mercado y de la existencia del denominado ‘pool eléctrico’, este objetivo no se está cumpliendo y, en la práctica, continúa el oligopolio de las diferentes compañías eléctricas.
¿Qué es el ‘pool eléctrico’?
Es el mercado mayorista de la electricidad, en el que ésta se compra y se vende diariamente. Está regido por el operador Omel y los agentes que participan en él son las empresas habilitadas para tal fin: productoras, distrubuidoras y comercializadoras de electricidad, así como los consumidores cualificados de electricidad.
Su funcionamiento consiste en que el operador realiza una estimación de la electricidad que se consumirá en España al día siguiente. Los productores presentan, entonces, sus ofertas de electricidad a un precio determinado dependiendo de los MW/h consumidos y por cada central generadora. De esta manera se van adjudicando los paquetes de electricidad hasta cubrir la demanda diaria, con un rango de precio ascendente. El precio final de la electricidad, que se paga a todos los productores por igual, se determina por la última oferta en ser aceptada. Es decir, que el valor que se facture al día siguiente en el mercado será siempre el más caro que se haya ofertado durante la sesión.
Sin embargo esto no afecta a los consumidores, puesto que aunque los precios se derrumben -como ocurrió durante el invierno de 2010- , lo que se ve beneficiado es el margen de beneficios de las comercializadoras. De esta manera el consumidor se ve abocado a acudir al mercado -liberalizado en España el 1 de julio de 2009- o bien acogerse a la Tarifa de Último Recurso establecida periódicamente por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. Se trata de una tarifa aplicable sólo a aquellos hogares con una potencia contratada inferior a los 10 kW, es decir, alrededor de 25 millones de familias españolas.
El mercado libre de la elecricidad
En el mercado libre el montante final del suministro se compone de un precio regulado o tarifa de acceso que se refiere al uso de la red y un precio libre que se refiere al valor de la energía que se consume.
En esta modalidad de consumo se contratan dos tipos de servicios:
1. El uso de las redes del distribuidor al que está conectado el punto de suministro, por el que se paga la tarifa de acceso, precio regulado establecido periódicamente por el Ministerio de Industria , Comercio y Turismo.
2. La energía eléctrica que se adquiere al comercializador de acuerdo con el precio libremente pactado.
No obstante, el comercializador, al actuar como mandatario del consumidor, cargará a éste en la factura la totalidad del precio de suministro y abonará la parte correspondiente al uso de la red (Tarifa de acceso) al distribuidor.
Sin embargo, aunque acceder al mercado libre de la electricidad es tan fácil como hacerlo al de las telecomunicaciones (aunque el cable que llegue a nuestro domicilio sea de Endesa podemos contratar el servicio con cualquier otro distribuidor, al igual que aunque el cable del teléfono que nos llegue sea de Telefónica podemos contratar el ADSL con otro operador), sólo el 33% de los españoles sabe que puede elegir compañía eléctrica según un estudio del Consejo de Consumidores y Usuarios, formado por ADICAE y otras diez asociaciones de consumidores y usuarios.
[Entresacado]Aunque sólo haya una compañía eléctrica con red propia en nuestro municipio -habitualmente Endesa-, es posible acudir al mercado libre para contratar cualquier otro distribuidor. El cableado eléctrico seguirá siendo de la comercializadora ya existente, pero las distribuidoras tienen diversas ofertas que pueden interesar al consumidor.[/Entresacado]De este estudio se desprende que el consumidor no ha vislumbrado beneficios tras la liberalización del mercado y sólo un 7% de los usuarios han decidido cambiar de compañía eléctrica. Es decir, el 93% de los consumidores siguen acogidos a la anteriormente citada Tarifa de Último Recurso. Además la mejor tarifa respecto a la misma sólo supone un ahorro de 20 euros anuales. Es más, el precio de la luz en España en 2009 fue muy superior al de la media de la Eurozona, 0’1294 euros por kilovatio hora frente a 0’1259. Desde 2007 el recibo de la luz ha subido en España más del 26%, una cifra que sixtuplica al IPC acumulado.
Esta situación viene motivada por el desconocimiento de lo que significa la liberalización del mercado eléctrico y por la falta de competencia entre las distintas empresas ya que el mercado, en la práctica, sigue siendo un oligopolio que no ha permitido la inversión de nuevas empresas. Además también hay que señalar que, si el consumidor deja de pagar el servicio, la distribuidora le da de baja y es casi imposible que vuelvan a darle de alta hasta que no satisfaga el importe impagado.
En cualquier caso siempre es posible buscar una oferta mejor. Aquí dejamos la lista de empresas comercializadoras de energía eléctrica en España.
Evolución de los costes de producción[
Generación tradicional
-25%
Prima de energías renovables
122%
Compensación extrapeninsular
38%
Servicio de la deuda
40%
Costes de transporte
21%
Otros costes
-40%
Variación de los costes de la factura eléctrica en España entre 1997 y 2009. Peso en % de cada capítulo en la variación
Hacer de la electricidad un servicio atractivo para el consumidor y que, realmente, opere en un mercado de libre competencia, es un anhelo que en España no acaba de producirse. Pero ideas existen para ello. Una es la instalación de un contador inteligente, de obligado cumplimiento por parte de la Unión Europea antes de 2018. Con ellos la lectura del contador está disponible en tiempo real tanto para la compañía eléctrica como para el cliente, por lo que el consumidor puede elegir tarifas en función de sus hábitos de consumo, recibir ofertas de las comercializadoras, cambiar en tiempo real de potencia contratada, darse de baja y de alta, aplicar la domótica -dominar de forma remota los electrodomésticos-, reclamar por los errores de facturación, comunicarse con el coche eléctrico y cargar sus baterías,… las posibilidades serán infinitas aunque, eso sí, habrá un recargo de 0’81 euros al mes como coste fijo a modo de alquiler del nuevo contador.
Cómo reclamar la factura de la luz
Desde hace un año las reclamaciones por la factura de la luz se han disparado de manera notable. Las once asociaciones del Consejo de Consumidores y Usuarios han atendido, desde la liberalización del mercado, más de 1’3 millones de consultas y reclamaciones. Aprovechando la confusión del cambio de tarificación de la luz, las compañías eléctricas aplicaron tarifas más altas a consumos anteriores en 2009, y lo mismo ha ocurrido con la reciente subida del IVA del 16 al 18%, como ya ha denunciado ADICAE. El problema reside en que las empresas no determinan el gasto mensual y se limitan a realizar una estimación de los consumos en función del historial del usuario.
Existen diversas formas para reclamar la factura de la luz. En primer lugar hay que contactar con el Departamento de Atención al Cliente de la suministradora en cuestión, pidiendo una solución al problema y solicitando la devolución del dinero.
La siguiente vía es presentar la correspondiente reclamación mediante el Sistema Arbitral de Consumo. También puede ponerse en contacto con asociaciones de consumidores, como ADICAE, que le asesorarán en este sentido. Además la propia Comisión Nacional de la Energía pone a disposición de los consumidores un servicio de información con respecto a cómo y dónde presentar las reclamaciones.
Trucos para pagar menos
Hasta que todos estos cambios lleguen y el mercado deje de ser un oligopolio, lo mejor que puede hacer el consumidor para reducir su factura es adoptar una serie de hábitos de consumo que le harán ahorrarse un buen puñado de euros a final de mes.
En primer lugar los cerramientos de la vivienda deben tener un buen aislamiento exterior, con ventanas de doble cristal y carpinterías con rotura de puente térmico. Así evitaremos que la temperatura exterior no influya tanto en la del hogar, por lo que ahorraremos en aire acondicionado y calefacción. Instalar captadores solares térmicos para calentar el agua puede ahorrarnos el 85% de la energía que consumen los eléctricos y el 60% de uno de gas.
Ahorrar en la cocina
En cuanto a los electrodomésticos, es preciso que sean de eficiencia energética A+, que optimizan la relación entre la energía consumida y la eficiencia. Un electrodoméstico de este tipo puede consumir un 55% menos que uno de una clase inferior. Descongelar el frigorífico periódicamente también ayuda a que los productos del aparato funcionen mejor, por lo que se puede llegar a ahorrar hasta un 30% de energía. Además no meter la comida caliente y sacar lo que se quiera descongelar la víspera también suponen cierto ahorro, al igual que dejar las paredes libres para que el aire circule mejor. Incluso se puede optar por quitar la bombilla interior, muchas veces innecesaria.
También se debe evitar utilizar la secadora y procurar poner la lavadora en el modo ahorro lavando en frío siempre que sea posible puesto que así se ahorra un 90% de energía con respecto al lavado en caliente. Si se pueden hacer varias coladas seguidas mucho mejor, porque no será necesario que el bombo vuelva a calentarse, lo que mejora la eficiencia.
En cuanto al horno no es necesario abrir la puerta del mismo para comprobar cómo va la preparación del alimento en cuestión, porque se escapa el 20% del calor cada vez que se hace. Esto también ocurre con las cacerolas. Asimismo ajustar las sartenes al diámetro de las placas también permite ahorrar, así como apagar los fuegos unos minutos antes de que termine la cocción, para aprovechar así el calor acumulado. Y también se pueden cocinar varios platos a la vez, aprovechando mejor el calor… u optar por el microondas, que permite una cocción muy rápida a diferencia de los hornos convencionales.
La campana estractora, por su parte, no tiene que estar siempre encendida. Si ya hemos acabado de cocinar la opción más saludable y económica es abrir las ventanas para ventilar la cocina.
Otros hábitos saludables… y necesarios
En el resto del hogar hay que tener sumo cuidado con los aparatos electrónicos. No dejar las baterías encendidas, los cargadores conectados, los aparatos en standby -una televisión en standby gasta más que un ordenador encendido- es vital. Como también lo es aprovechar la luz natural, utilizar bombillas de bajo consumo -gastan un 20% menos que las habituales y duran 15 veces más-. Además hay que apagar todo lo que no estemos utilizando, las luces al salir de cada habitación -incluso las de bajo consumo si no vamos a volver en un tiempo razonable-.
En cuanto al aire acondicionado y a la calefacción… aunque parezca mentira, en invierno hace frío y en verano calor. Por lo tanto una buena opción es abrigarse bien en invierno -incluso rescatar, si es necesario, la bata- y, por ejemplo, refrescarse con una ducha veraniega, bajar las persianas durante el día para que la temperatura del hogar no suba en exceso, abrir todas las ventanas,…
La plancha es otro de los electrodomésticos que más energía consume. Hay ciertos tipos de ropa que no es preciso planchar, como la interior, los pañuelos,… además una ropa bien tendida siempre necesitará menos dosis de planchado.
También se puede ahorrar en consumo televisivo, un aparato que permanece casi todo el día encendido en muchos hogares y al que no siempre se le está prestando atención. Apagar la televisión cuando no se ve o, en su caso, sustituir los viejos monitores por uno con tecnología LED, que consumen menos energía.
Otros trucos para ahorrar energía en nuestro hogar son dormir unas horas más temprano para aprovechar mejor las horas de Sol, cocinar con una olla a presión y con poca agua,… hay mil trucos que, además de beneficiosos para la salud del planeta lo son también -y mucho- para la economía de los consumidores.