Tras siete años de crisis, los datos arrojan un saldo muy negativo para las economías de los consumidores. Tal y como reflejan los datos de distintas instituciones, los ingresos medios anuales de las familias se reducen paulatinamente mientras aumenta el número de hogares que llegan con mucha dificultad a fin de mes. Pese a estos datos, siguen existiendo voces que se empecinan en decir que la base de la recuperación debe venir de un impulso del consumo de las familias.
Las medidas aplicadas a rajatabla bajo los dictámenes de Europa son responsables de esta situación. El denominado “austericidio” recetado por la Troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional) supone una política económica asfixiante al exigir indiscriminadamente de todos los consumidores un esfuerzo parar hacer frente a las deudas contraídas por el único responsable de la crisis: el corrupto sistema bancario en su conjunto, al que se ha querido rescatar a toda costa.
[Entresacado]Mientras que la presión se mantiene para los consumidores, éstos pierden derechos y calidad de vida[/Entresacado]En España, el ministro De Guindos pretende seguir con este tipo de política. Sin embargo, no parecen darse cuenta de que el consumo en condiciones mínimamente aceptables sólo es posible ya para un grupo cada vez más reducido de la ciudadanía, cayendo el resto en un consumo de baja calidad. Y, lo que es más importante, olvida con este tipo de políticas un factor tan importante como el ahorro, fundamental para la recuperación económica, y que no ha recibido sino maltrato continuo en lugar de garantías de control y seguridad para los pequeños ahorradores.Los recortes los están padeciendo los consumidores en su día a día, como una gota malaya que va minando su calidad de vida: empeorando la atención sanitaria, sin ayudas para la dependencia, sin dar solución a los abusos en el coste de servicios como la energía o el sistema financiero. En definitiva, mientras que la presión se mantiene para los consumidores, éstos pierden derechos y calidad de vida.
Ante esta apisonadora de la austeridad, solo queda decir ‘basta’ con rotundidad. Somos los consumidores quienes debemos alzar la voz y rebelarnos ante el ‘austericidio’ y exigir medidas que fomenten la calidad de vida de los ciudadanos: un reparto equitativo del esfuerzo para salir de la crisis, que no recaiga solo sobre los consumidores; el fomento de un nuevo modelo económico, que no repita los errores del pasado y se asiente en bases de sostenibilidad social y medioambiental y no sobre el endeudamiento de las familias; y un control firme sobre los mercados financieros para evitar los desastres del pasado. Para ello, es imprescindible un nuevo modelo de consumidor, capaz de afrontar tales retos de manera crítica y responsable y que siente las bases para una sociedad justa y solidaria. En ADICAE tenemos razones, aportamos propuestas y somos capaces de organizar a los consumidores.
Este año 2015 es un año lleno de citas electorales a nivel local, autonómico y estatal, donde los consumidores tienen la opción de hacer valer sus legítimos intereses logrando un sistema político que tras 30 años ha sido incapaz de poner en marcha verdaderas políticas adecuadas de consumo para proteger y garantizar el bienestar de la ciudadanía así cambios en los modelos productivos que respeten los derechos de los consumidores. Pero seríamos ingenuos si pretendiéramos confiarlo todo a los resultados electorales. Las luchas reivindicativas de los consumidores no deben dormirse. Tenemos experiencia de muchos años donde las promesas hechas por los partidos han quedado ninguneadas por los gobiernos de turno frente a los intereses de la banca y las grandes empresas. Por eso no vamos a dejar de insistir en la reivindicación y movilización, la única vía para lograr el necesario cambio hacia un verdadero modelo social y ciudadano en el que los consumidores tienen un papel esencial.