El Tesoro Público se ha visto obligado a aumentar el interés de las obligaciones que quería distribuir del 4’44% al 5’145% para conseguir colocar cerca de 3.000 millones de euros, cifra que alcanzó en la subasta del 15 de julio. Se trata de obligaciones a 15 años y es la cantidad máxima que pretendía distribuir entre inversores, aunque para ello ha tenido que colocar el interés en el nivel más alto de la última década. El respaldo de los inversores fue clave para la buena marcha de la subasta, ya que solicitaron 7.721,62 millones de euros de este tipo de deuda a largo plazo, lo que supone dos veces y media el importe finalmente adjudicado.
Tanto el nivel solicitado por los inversores institucionales como el finalmente repartido ha sido muy superior al de la anterior subasta de obligaciones a 15 años del 22 de abril, en plena ola de tensión de los mercados europeos tras el alza del déficit público de Grecia. En aquella ocasión, el Tesoro pudo adjudicar 2.103,81 millones, frente a los 3.772,01 solicitados por bancos, fondos y otros inversores.
El interés que tiene que ofrecer el Estado para captar la atención de los compradores sigue en aumento, como demuestra que para las obligaciones de deuda a 15 años se haya superado la cota del 5%, lo que no se producía desde 2002.
El coste de financiación del Estado se ha incrementado considerablemente desde que estalló la crisis griega y desde que a finales del pasado mes de abril la agencia Standard & Poors volvió a rebajar la calificación de la deuda a largo plazo de España.
En junio, el Tesoro adjudicó más de 16.500 millones de euros, frente a los más de 34.200 solicitados por las entidades, y durante el mes de julio ha tenido lugar sólo una subasta, de bonos a cinco años, en la que se colocaron 3.500 millones con un interés marginal del 3,727%, ligeramente superior al 3,580% de la anterior.
El Tesoro, que todavía tiene que celebrar varias subastas de letras a tres, seis, 12 y 18 meses en lo que queda de julio, afronta este mes el vencimiento de deuda pública por valor de 24.700 millones de euros.
El pequeño ahorrador se encuentra, de esta manera, ante una buena oportunidad de inversión dado que el tipo de interés ofertado es muy alto -superior a cualquier plan de jubilación actual,- y con la garantía del Estado, por lo que la rentabilidad es segura. Sin embargo hay que tener en cuenta que, si se quiere recuperar el dinero antes de los 15 años establecidos y la rentabilidad continúa aumentando -algo que, ciertamente, es poco probable- se corre el riesgo de perder parte de lo invertido. Por ejemplo, si un ahorrador ha invertido 100.000 euros cuando los tipos estaban al 5% y, posteriormente, quiere vender esas mismas obligaciones cuando el Tesoro esté ofreciendo un 6%… el comprador los adquirirá por debajo del montante original puesto que estaría perdiendo rentabilidad.
La otra cara: subirán los tipos de las hipotecas
Como casi todo en esta vida, el hecho de que el Tesoro haya aumentado los tipos de interés también tiene su parte negativa. Los principales beneficiados de esta subida serán las entidades financieras que son, junto a los inversores profesionales, las que primero acceden a este tipo de informaciones y, lógicamente, también son los primeros en invertir. Por su elevado poder financiero es lógico que sean ellas, y no los pequeños ahorradores, las que se coman la mayor parte del pastel.
Además también hay que tener en cuenta que es muy probable que los bancos comiencen a aumentar el diferencial de las cuotas hipotecarias ya que ¿por qué van a ‘vender’ hipotecas a Euribor + 1’5 -por ejemplo- cuando, invirtiendo en el Tesoro obtienen una rentabilidad superior al 5%? Suele ser habitual que, cuando la deuda pública aumenta los tipos de interés… los del resto de productos financieros también lo hagan.