El grupo Bankia ha cerrado un acuerdo para vender a distintos fondos buitre tres carteras de créditos morosos de 1.353,9 millones, que la entidad financiera tenía íntegramente provisionados, según ha informado el diario Público citando un comunicado de la entidad a la CNMV. Se trata de una serie de carteras de créditos al consumo a particulares, a consumidores que no están pudiendo atender sus pagos debido a la espiral de sobreendeudamiento a la que se ven sometidos y de la que es ampliamente responsable la actitud abusiva de los bancos.
El banco que preside José Ignacio Goirigolzarri confiesa que en las tres carteras hay más de 76.000 operaciones, a razón de alrededor de 18.000 euros de media por cada crédito, en lo que dice que es «una de las mayores operaciones de venta de carteras realizada hasta la fecha en España», sin desvelar cuánto dinero recibirá por la operación. De esta manera, Bankia recibe una cantidad determinada que le permite disponer de liquidez inmediata y, a cambio, se desentiende del cobro de estas deudas, que pasa a ser gestionado por estos fondos buitre.
De lo que se deduce una dejación de responsabilidades que deja a estos consumidores en una situación de indefensión, puesto que no conocen quién se encargará de pedirles esa deuda, bajo qué condiciones, sometidos a qué legislación, con qué intereses si los hubiera… El proceso se está repitiendo en otras entidades financieras; ADICAE tiene consultas de afectados por cambios similares en Ibercaja y La Caixa, lo cual es indicio de que todo el sector financiero español se está dejando llevar por estas ofertas de fondos internacionales para desentenderse de sus créditos de difícil cobro.
ADICAE insta a las autoridades, y en primer lugar a la CNMV por ser la primera conocedora de estas ventas, a investigar en qué condiciones se llevan a cabo las operaciones, y qué forma de operar tienen las nuevas gestoras de cobro para saber si se vulneran los derechos de los consumidores. Urge conocer si el consumidor se va a encontrar con una entidad abusiva, que causa molestias indeseables a la hora de presionar para el cobro, si se va a encontrar cambios en las condiciones de esas deudas… En síntesis, se hace necesaria una normativa de regulación y protección al consumidor endeudado, que lo proteja, le permita recuperarse y salir de su espiral deficitaria y no deje que el banco imponga su interés a toda costa.