El crédito al consumo invirtió su tendencia en 2013 y creció un 3,25%, hasta los 20.221,7 millones de euros, de los que 5.847,3 millones corresponden al sector de la automoción y 14.374,4 millones a otros gastos, según los datos ofrecidos por la Asociación Nacional de Establecimientos Financieros de Crédito (Asnef). Para esta patronal, 2014 será el año de la estabilización del sector; para volver a crecimientos sostenidos «es necesario esperar a una mayor creación de empleo, a una recuperación de la confianza y a la reactivación de la venta de viviendas», algo que sitúan en 2017.
No obstante, las entidades financieras ya se felicitan por estos datos. «Es la primera vez desde el inicio de la crisis que el crédito al consumo no remontaba conjuntamente», ha señalado en rueda de prensa el presidente de Asnef, Óscar Crémer, quien ha añadido que «es evidente que el consumo ha cambiado de signo y que septiembre de 2013 fue un punto de inflexión para el sector». Remata con un «hay que ser prudentes», aunque realmente lo que la banca desea es que vuelva el crédito irresponsable e insostenible.
Crédito al consumo, ¿para qué?
Para ver qué es lo que está pasando con el crédito al consumo hay que observar, más que una supuesta mejora del consumo interno, la evolución tanto de la renta disponible de los consumidores como de la morosidad financiera bancaria. En este sentido, tanto el menor nivel de ingresos (un 10% menos de media durante la crisis) como la mayor morosidad, (que se multiplica por doce en seis años) indican que el crédito a consumo aumenta casi más por necesidad imperiosa e impuesta que por consumo consciente del usuario.
Si no se atiende la reclamación de ADICAE de impulsar una regulación legal del sobreendeudamiento de los consumidores, cuanto más crédito se otorgue en estas condiciones, más consumidores se verán atrapados en esta maraña
El crédito a consumo, realmente, es una realidad financiera que sirve para comprar coches, electrodomésticos o para costear proyectos vitales pero, sobre todo, es un recurso utilizado fundamentalmente para gastos imprevistos, para tapar agujeros en el presupuesto familiar, esto es, para sentar las bases del sobreendeudamiento. Por eso, si no se atiende la reclamación de ADICAE de impulsar una regulación legal del sobreendeudamiento de los consumidores, cuanto más crédito se otorgue en estas condiciones, más consumidores se verán atrapados en esta maraña.
Segunda oportunidad, refinanciación en condiciones justas, adaptación del pago de la deuda a los ingresos del deudor, moderación de los intereses moratorios… Todas éstas, y otras muchas, son medidas absolutamente imprescindibles que ADICAE lleva ya tiempo promoviendo y cuyo retardo está agravando de manera acelerada la situación de millones de consumidores sometidos al sobreendeudamiento. Millones, y cada vez más, según las cifras que publica periódicamente el Banco de España.