Se sigue consumiendo lo mínimo imprescindible, pero los ingresos continúan bajando, -la renta disponible está en mínimos desde el año 2007- y, por lo tanto, la tasa de ahorro también está en mínimos. Así lo atestigua el último informe del organismo estadístico europeo, Eurostat, que cifra en el 10,4% la tasa de ahorro de los hogares españoles a finales de 2013, el porcentaje más bajo dentro de los principales países de la Unión Europea.

Un porcentaje bajo de por sí, y que además ha venido cayendo desde el año 2012. Entonces la tasa de ahorro superaba el 11%, y ahora apenas va más allá del 10%. En un fenómeno, además, completamente inverso al que se viene registrando en prácticamente todo el resto de nuestros vecinos. La tasa de ahorro de los hogares alemanes es superior al 16%, y rondan el 15% países como Francia, Bélgica o Suecia.

Más aún, estados como Portugal o Italia, en teoría en crisis como España, casi alcanzan el 13% de tasa de ahorro, mostrando un comportamiento mucho más aceptable que el español, cuyo índice implica que la capacidad de ahorro de los consumidores es cada vez menor, a pesar de los esfuerzos innegables realizados por la ciudadanía para mantener su consumo en niveles sostenibles y moderados.

Eurostat señala que el gasto en consumo final de los hogares españoles durante el último cuatrimestre, incluido el efecto navideño, se quedó en poco más de 600.000 millones de euros, prácticamente la mitad de los hogares franceses. Menos consumo, aún contabilizando el efecto de las subidas ininterrumpidas de productos básicos como la luz y la gasolina. El cinturón de los consumidores sigue apretándose sin pausa, pero los abusos de las grandes empresas, empezando por las eléctricas, las petroleras y las de productos y servicios de gran consumo, neutralizan los esfuerzos de las familias.

 Abusos al ahorro 

La tasa de ahorro reflejada por Eurostat tampoco sirve para esconder importantes desigualdades en la distribución de este ahorro. Encuestas del INE confiesan que menos de la mitad de la población española tiene alguna capacidad de ahorro, de lo que se deriva un preocupante fenómeno, el hecho de que un 40% de los consumidores manifiesta dificultades más o menos severas para llegar a fin de mes. Comisiones y gastos bancarios, créditos abusivos y cláusulas suelo, y abusos de grandes empresas están detrás de todo ello.

Más aún. De ese porcentaje no mayoritario que puede ahorrar algo, ADICAE confirma que la gran mayoría aparta unos pocos euros al mes, que suponen una pequeña cantidad de dinero anual que la banca aguarda con aviesas intenciones. El desfavorable tratamiento a los depósitos y la publicitación de productos con menos transparencia, menos garantías y más riesgos, bajo la apariencia de una mayor rentabilidad, siguen siendo amenazas que ya se materializaron con fraudes como el de las preferentes y otros productos tóxicos y que las autoridades deben controlar con más ahínco.

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