Lo primero que se puede hacer es buscar aquella entidad cuyas comisiones sean menores. Si su trato con los bancos se reduce a domiciliar nóminas, recibos, tener tarjetas de crédito y cuentas corrientes puede buscar aquel que menor coste tenga en esas operaciones. Si no quiere cambiar de banco, intente presionar al director de su oficina para que le retire todas las comisiones posibles. Cuanto más extensa en el tiempo sea la relación con el banco y en particular, cuanto más conozca al director de su oficina, más fácil le resultará conseguir lo que desea. Por otro lado, intente negociar: supedite la formalización de un plazo fijo a la retirada de todas las comisiones, por ejemplo. O sugiera que en la entidad vecina le ofrecen el mismo producto exento de gastos adicionales. O apele a su fidelidad hacia la entidad para que le recorten comisiones. Y, sobre todo, no se deje engañar cuando le den evasivas a la hora de quitarle comisiones: “no estoy autorizado”, “las comisiones las quitan desde la Central” etc. Esto es mentira, en su propia oficina le pueden retroceder las comisiones.
Recuerde que todas las comisiones son negociables y que jamás le podrán cobrar una comisión por un servicio no pedido o no disfrutado. Es recomendable leer la letra pequeña de los contratos. Si tiene preguntas, no dude en pedir información en asociaciones como ADICAE.
Ciertamente, es difícil escapar a la espiral de gastos que las entidades cargan en cuenta por servicios prestados. Sin embargo, si el usuario se planta y dice “hasta aquí hemos llegado”, se puede conseguir un trato más razonable y unas facturas más justas por parte del banco o caja.
En primer lugar, un consumidor avezado jamás pasaría por alto comisiones que no respondieran a un servicio aceptado y prestado. Tampoco dejaría de hacer unas cuantas preguntas sobre aquellos cobros o gastos que no figuran como concepto en el documento contractual o no cuentan con su conformidad expresa.
Conviene también revisar el folleto de tarifas de comisiones -disponible en la página web del Banco de España- para que no nos “cuelen” algún cobro que no esté especificado. En general, hay que estar alerta ante todas aquellas comisiones cuyo cobro es desproporcionado en comparación al servicio que se presta. Lo mejor es informarse lo más posible y presionar a la entidad. Cualquier argumentación es válida para conseguir un trato justo y evitar los evidentes abusos que la banca comete contra los consumidores.